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Abordaje de la salud mental del migrante y de la mutilación genital femenina en Atención Primaria

Abordaje de la salud mental del migrante y de la mutilación genital femenina en Atención Primaria

En un reciente estudio publicado en la revista Atención Primaria, se analizan dos problemas de salud que, a primera vista, podrían parecer desconectados: la salud mental (SM) y la mutilación genital femenina (MGF). Sin embargo, como revela la investigación, ambos comparten puntos en común, especialmente en el contexto de la Atención Primaria, que exige una aproximación sensible y culturalmente adecuada para abordar de manera efectiva estas problemáticas en los y las pacientes migrantes.

Fecha de publicación: 09 de enero de 2025

Un reto común: el bajo cribado

El estudio piloto analizó la efectividad de una alerta informática implementada en AP que sugería a los profesionales sanitarios realizar un cribado de diversas condiciones asociadas a la migración, incluyendo la MGF y la SM. Los resultados demostraron una mejora en la detección de enfermedades infecciosas, pero no hubo avances significativos en el cribado de la salud mental ni en la identificación de la mutilación genital femenina. Este hallazgo pone de manifiesto el desafío persistente en el primer nivel asistencial: a pesar de disponer de herramientas que facilitan la detección, ambos problemas siguen siendo infra-diagnosticados.

Los nexos entre la salud mental y la mutilación genital femenina

Uno de los aspectos más destacados del artículo es la identificación de los factores comunes entre la salud mental y la mutilación genital femenina. Ambas son condiciones que no tienen un origen biológico exclusivamente, sino que están profundamente influenciadas por factores psicosociales y culturales. En el caso de la migración, las circunstancias de vida previas y actuales (como la ruta migratoria, la adaptación al nuevo entorno y las dificultades sociales) juegan un papel crucial en la salud mental de las pacientes. De manera similar, la MGF tiene sus raíces en tradiciones culturales específicas, muchas veces perpetuadas por creencias erróneas sobre la higiene, la pureza y el paso a la adultez de las mujeres.

La migración, por ejemplo, genera cambios profundos en el entorno de la persona, lo que puede desencadenar trastornos mentales como ansiedad, depresión o trastornos de adaptación. Los profesionales de Atención Primaria deben ser conscientes de las particularidades culturales de los pacientes migrantes, ya que la manera de expresar el malestar psicológico puede variar significativamente según la cultura de origen.

Abordar estas problemáticas con humildad cultural

Una de las principales lecciones que se extraen del artículo es la necesidad de un abordaje culturalmente competente y respetuoso. La salud mental y la MGF requieren una exploración sensible que permita crear un clima de confianza entre el profesional sanitario y el paciente. Es fundamental que los profesionales de AP se capaciten en técnicas de comunicación que fomenten la apertura y la comprensión, evitando los prejuicios y el juicio moral.

El uso de mediadores culturales o intérpretes capacitados en el marco de la atención sanitaria es una herramienta crucial para superar las barreras lingüísticas y culturales, permitiendo una mejor comprensión de las circunstancias y necesidades de los pacientes migrantes.
 

La importancia del tiempo y el contexto en la consulta

El artículo también subraya que tanto la salud mental como la MGF requieren tiempo y tranquilidad durante la consulta para realizar una valoración adecuada. El abordaje de estas condiciones no debe limitarse a la consulta puntual, sino que debe considerar las experiencias previas del paciente, su contexto actual y sus expectativas a futuro.

Prevención y educación en Atención Primaria

En el caso de la MGF, la intervención en AP juega un papel fundamental en la prevención, tanto a nivel individual como comunitario. La educación sanitaria, especialmente en poblaciones migrantes, debe centrarse en desmontar los mitos que perpetúan la práctica de la mutilación genital femenina. Los profesionales deben indagar, registrar y educar a las pacientes sobre los riesgos y las consecuencias de la mutilación genital, y trabajar de manera colaborativa con la comunidad migrante para fomentar la prevención.

Además, las mujeres que ya han sufrido la MGF deben recibir atención integral, que incluya no solo la valoración de las secuelas físicas, sino también el impacto psicológico asociado. El apoyo emocional y la posibilidad de intervenir para mejorar la calidad de vida de estas mujeres son esenciales en el contexto de la Atención Primaria.

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