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Esto es lo que piensan los ex presidentes y ex presidentas de la semFYC de la Atención Primaria que queremos
Fecha de publicación: 05 de octubre de 2020
Con motivo del XL Congreso Nacional y I Virtual de la semFYC, celebrados entre los días 15 de septiembre y 6 de octubre, hemos preguntado a todos los ex presidentes y ex presidentas de la sociedad médica cómo es la Atención Primaria que quieren; que queremos. Y esto es lo que nos dijeron. José Ramón Vázquez Díaz, presidente entre 1992 y 1995, se licenció en Medicina en el año 1980 con mucha ilusión. Desde entonces ha pasado por momentos como el de ahora, en el que la AP “es una frustración. Y será un reto”. Porque en estos 40 años han pasado muchas cosas y ahora, “la AP que era una utopía, necesita un replanteaminiento, una adaptación para el siglo XXI”.
Deberá adaptarse al medio, al consumo, a la proporcionalidad… “Tal vez, para cambiar las cosas haya que cambiar las palabras”. Para Asunción Prieto Orzcano la importancia de la AP pasa por ser “una garantía de equidad para las personas respecto al acceso al sistema sanitario”. Pero más allá de la equidad física o sanitaria, la primera presidenta de la semFYC se refiere a la posibilidad de garantizar la accesibilidad a la información sanitaria, cada vez más difícil de entender por parte de los pacientes. “En este momento”, opina Prieto Orzcano “tenemos que hacer lo mismo de siempre, pero mejor que nunca.
Especialmente en esta etapa de pandemia en el que estamos haciendo un esfuerzo ímprobo”. Pero todo ello pensando en que “cuanto más eficaces somos, menos se nos ve”. Lo que supone que a menudo se nos apoye menos de lo que nos gustaría. Otra de las ex presidentas de la semFYC, María Santos Ichaso Hernández-Rubio, recalca la importancia de que cada ciudadano tenga ‘su médico’. De cara al futuro aboga por que la AP y la medicina de familia alcance cotas de liderazgo, pero sin dejar atrás la asunción de la responsabilidad sobre algunos asuntos como la prevención o los cuidados paliativos, “Porque es para nuestros usuarios”.
“Ha habido grandes avances en recursos, tecnología, métodos, estrategias…”, asegura Esteban de Manuel Keenoy. Y precisamente por eso hay que seguir formándose, estudiando, revisando, evolucionando. Una de las claves para todo ello es el aumento de recursos, sin duda. Pero sin olvidar este otro: “la capacidad de atraer a los mejores estudiantes y profesionales a AP. Tenemos que conseguir el reto de prestigiar y hacer atractiva la AP”.
El resumen de José Antonio Sánchez de lo que para él ha sido la AP durante muchos años dice mucho de lo que es esta especialidad: “Para mí, pasar consulta en AP durante estos años fue como abrir una ventana a la vida de la persona, la familia y el barrio, por la que veía y compartía y acompañaba a la comunidad como asesor de su salud”. De cara al futuro, Sánchez desea que se trabaje con esa visión comunitaria, pero que el médico de familia pueda “al tiempo, desarrollar una medicina centrada en la persona”.
El consejo de Albert Planes Magriñá para afrontar esta crisis es clara: “hay que aprovecharla para crecer. Por ejemplo, dejando de hacer las cosas que no eran necesarias. Pero también para sentirnos fuertes y orgullosos de ser médicos de familia y no admitir cualquier cosa”. Porque la AP, entendida de manera global, en su contexto, con accesibilidad y sobre todo de forma longitudinal, “es capaz de disminuir la mortalidad de la población”. ¿Lo que a él personalmente le gustaría? “Que mi médica de familia me cuidara muy bien cuando lo necesite”. Amalia Velázquez García entiende la AP como “el primer contacto que tienen los ciudadanos para tratar de prevenir, promocionar su salud y llegar al diagnóstico precoz de sus problemas de salud”. Por eso aboga por que “el centro de nuestro trabajo sean las personas”. Porque “no siempre podemos curar, pero sí acompañar”.
Parece evidente que todos los ex presidentes y ex presidentas entienden que la AP debe pasar por algunas transformaciones de cara al futuro. Algunos de ellos, para retomar su idea inicial. Otros, como afirma Vicenç Thomás Mulet, para “adaptarse a los cambios que se producen a nivel social, desde una reafirmación de nuestros principios y valores básicos. Desarrollando nuestra acción en el entorno natural de la persona, trabajando en equipo con profesiones complementarias sanitarias, pero también no sanitarias”.
“El futuro del sistema sanitario pasa por la medicina de familia”. Así de rotundo se expresa Luis Aguilera, ex presidente de la semFYC. Y es así, afirma, porque “cada vez se resuelve más, más cerca del lugar donde están las personas, su domicilio. Y ese es el territorio del médico de familia”. La AP y la medicina de familia es entendido por Aguilera como “el espacio de encuentro más eficiente entre los profesionales sanitarios y las personas que desean responder un problema de salud o ser acompañados en ese problema de salud”, concluye.
Josep Basora, presidente de la semFYC entre 2009 y 2016, entiende que la AP mide en gran parte el progreso de nuestra sociedad. Probablemente por eso entiende que el futuro se debería tener en cuenta al médico de familia. “Espero que el papel del médico de familia sea un papel cada vez más prestigiado y reconocido en nuestra comunidad. Tendremos centros de AP distintos, con recursos virtuales mucho más amplios. Y sobre todo, con médicos de familia felices”.
Deberá adaptarse al medio, al consumo, a la proporcionalidad… “Tal vez, para cambiar las cosas haya que cambiar las palabras”. Para Asunción Prieto Orzcano la importancia de la AP pasa por ser “una garantía de equidad para las personas respecto al acceso al sistema sanitario”. Pero más allá de la equidad física o sanitaria, la primera presidenta de la semFYC se refiere a la posibilidad de garantizar la accesibilidad a la información sanitaria, cada vez más difícil de entender por parte de los pacientes. “En este momento”, opina Prieto Orzcano “tenemos que hacer lo mismo de siempre, pero mejor que nunca.
Especialmente en esta etapa de pandemia en el que estamos haciendo un esfuerzo ímprobo”. Pero todo ello pensando en que “cuanto más eficaces somos, menos se nos ve”. Lo que supone que a menudo se nos apoye menos de lo que nos gustaría. Otra de las ex presidentas de la semFYC, María Santos Ichaso Hernández-Rubio, recalca la importancia de que cada ciudadano tenga ‘su médico’. De cara al futuro aboga por que la AP y la medicina de familia alcance cotas de liderazgo, pero sin dejar atrás la asunción de la responsabilidad sobre algunos asuntos como la prevención o los cuidados paliativos, “Porque es para nuestros usuarios”.
“Ha habido grandes avances en recursos, tecnología, métodos, estrategias…”, asegura Esteban de Manuel Keenoy. Y precisamente por eso hay que seguir formándose, estudiando, revisando, evolucionando. Una de las claves para todo ello es el aumento de recursos, sin duda. Pero sin olvidar este otro: “la capacidad de atraer a los mejores estudiantes y profesionales a AP. Tenemos que conseguir el reto de prestigiar y hacer atractiva la AP”.
El resumen de José Antonio Sánchez de lo que para él ha sido la AP durante muchos años dice mucho de lo que es esta especialidad: “Para mí, pasar consulta en AP durante estos años fue como abrir una ventana a la vida de la persona, la familia y el barrio, por la que veía y compartía y acompañaba a la comunidad como asesor de su salud”. De cara al futuro, Sánchez desea que se trabaje con esa visión comunitaria, pero que el médico de familia pueda “al tiempo, desarrollar una medicina centrada en la persona”.
El consejo de Albert Planes Magriñá para afrontar esta crisis es clara: “hay que aprovecharla para crecer. Por ejemplo, dejando de hacer las cosas que no eran necesarias. Pero también para sentirnos fuertes y orgullosos de ser médicos de familia y no admitir cualquier cosa”. Porque la AP, entendida de manera global, en su contexto, con accesibilidad y sobre todo de forma longitudinal, “es capaz de disminuir la mortalidad de la población”. ¿Lo que a él personalmente le gustaría? “Que mi médica de familia me cuidara muy bien cuando lo necesite”. Amalia Velázquez García entiende la AP como “el primer contacto que tienen los ciudadanos para tratar de prevenir, promocionar su salud y llegar al diagnóstico precoz de sus problemas de salud”. Por eso aboga por que “el centro de nuestro trabajo sean las personas”. Porque “no siempre podemos curar, pero sí acompañar”.
Parece evidente que todos los ex presidentes y ex presidentas entienden que la AP debe pasar por algunas transformaciones de cara al futuro. Algunos de ellos, para retomar su idea inicial. Otros, como afirma Vicenç Thomás Mulet, para “adaptarse a los cambios que se producen a nivel social, desde una reafirmación de nuestros principios y valores básicos. Desarrollando nuestra acción en el entorno natural de la persona, trabajando en equipo con profesiones complementarias sanitarias, pero también no sanitarias”.
“El futuro del sistema sanitario pasa por la medicina de familia”. Así de rotundo se expresa Luis Aguilera, ex presidente de la semFYC. Y es así, afirma, porque “cada vez se resuelve más, más cerca del lugar donde están las personas, su domicilio. Y ese es el territorio del médico de familia”. La AP y la medicina de familia es entendido por Aguilera como “el espacio de encuentro más eficiente entre los profesionales sanitarios y las personas que desean responder un problema de salud o ser acompañados en ese problema de salud”, concluye.
Josep Basora, presidente de la semFYC entre 2009 y 2016, entiende que la AP mide en gran parte el progreso de nuestra sociedad. Probablemente por eso entiende que el futuro se debería tener en cuenta al médico de familia. “Espero que el papel del médico de familia sea un papel cada vez más prestigiado y reconocido en nuestra comunidad. Tendremos centros de AP distintos, con recursos virtuales mucho más amplios. Y sobre todo, con médicos de familia felices”.