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“La obstinación intervencionista del “no dejar nada por hacer” causa mucha más yatrogenia que los errores o negligencias médicas”, entrevistamos a las coordinadoras de la #FormaciónsemFYC en Sobrediagnóstico y sobretratamiento

“La obstinación intervencionista del “no dejar nada por hacer” causa mucha más yatrogenia que los errores o negligencias médicas”, entrevistamos a las coordinadoras de la #FormaciónsemFYC en Sobrediagnóstico y sobretratamiento

Fecha de publicación: 17 de enero de 2018

Este 2018, la #FormaciónsemFYC te ofrece un curso para mejorar en dos cuestiones fundamentales tanto en lo que respecta a la salud de los pacientes como para una mejor gestión de los recursos disponibles para el buen funcionamiento del sistema: El Sobrediagnóstico y el Sobretratamiento. Conversamos con las coordinadoras de este curso, la médica de familia responsable de la sección de investigación de la semFYC, Remedios Martín, y la médica de familia responsable de la vocalía de atención al socio, Gisela Galindo.


Buenos días, en primer lugar, muchas gracias por concedernos esta entrevista. ¿Podríais explicarnos un poco qué os ha llevado a coordinar esta formación a nivel personal?


Buenos días, muchas gracias a vosotros. Lo que nos ha llevado a coordinar esta formación es el hecho de que cada vez está más claro que la yatrogenia, el exceso de celo diagnóstico y el sobretratamiento, son problemas de salud importantísimos y en crecimiento en los países desarrollados. Al igual que los movimientos dirigidos por sociedades científicas de estos países que le han dado mayor visibilidad al problema (Choosing Wisely, Do not Do, medicina mínimamente disruptiva, Compromiso por la calidad de las sociedades científicas en España, Esencial…), nuestra sociedad científica, la semFYC, hace años que viene preocupándose por el “exceso de Medicina”. Por eso ha ido publicando diferentes recomendaciones No Hacer desde junio del 2014.


A pesar de todos estos movimientos internacionales en pro de dejar de hacer lo que no hay que hacer, existen fuertes presiones económicas por parte de empresas para seguir en la línea intervencionista. Estas empresas invierten grandes cantidades en la promoción de concepto como mejor prevenir, la importancia de tener siempre un diagnóstico y la necesidad de tratarlo todo y lo mas precozmente posible, conceptos que mantienen la cultura del no dejar nada por hacer que influye sobre los ciudadanos y también sobre parte de los profesionales sanitarios.


En el año 2016, se hizo una encuesta preguntando a los socios por sus necesidades formativas, y muchos socios concienciados eligieron el abordaje del sobrediagnóstico y sobretratamiento como uno de los temas principales para elaborar un curso de formación.


¿Cómo ha surgido la idea de unir estos dos conceptos en una Formación y cuál es la relación entre ambas?


Son temas que tienen mucha relación, pues uno conduce al otro. Como hemos comentado ya llevamos años en los que han aparecido iniciativas en diferentes países promovidas por sociedades científicas que vienen demostrando que existe un exceso de actuaciones innecesarias, costosas e incluso nocivas que, además, están ampliamente extendidas en la práctica clínica y que hay que erradicar.


El exceso de actuaciones conduce a más diagnósticos y estos a su vez a más tratamientos que pueden acabar produciendo efectos nocivos sobre las personas, ya sea por las cascadas diagnósticas, la preocupación y cambios en la vida que conlleva un falso positivo, como los efectos secundarios derivados de las exploraciones y los fármacos. Incluso el hecho de llegar a un diagnóstico inoportuno, aunque sea cierto, genera efectos adversos tanto para el paciente como para el propio sistema sanitario.


¿En qué sentido os parece que esta Formación de la semFYC ayudará a gestionar mejor la atención sanitaria?


El curso pretende proporcionar herramientas a los clínicos para identificar actuaciones de baja evidencia, ya sean estrategias de prevención primaria, técnicas diagnósticas o tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, para dejar de hacerlas y que esto permita dedicar el tiempo y los recursos a las que son realmente eficaces y necesarias.


El interés no es únicamente económico y de redistribución de recursos, pues no hay que olvidar que muchas de estas intervenciones innecesarias, son además nocivas y peligrosas para los pacientes y, en el caso de las actividades preventivas se ha de tener un especial cuidado, ya que se está actuando sobre personas sanas.


Cada vez vemos que se le da más relevancia a la prevención del sobrediagnóstico y del sobretratamiento. El binomio de salud con uso eficiente de los recursos está a la orden del día en todos los sistemas sanitarios. ¿Cómo puede el médico mejorar la salud de su paciente y, al mismo tiempo, utilizar los recursos del sistema de forma eficiente?


Precisamente se trata de eso, de ser eficientes. La obstinación intervencionista del “no dejar nada por hacer” causa mucha más yatrogenia que los errores o negligencias médicas. Además, las exploraciones innecesarias tienen un coste. Estos costes que ahorraríamos podrían invertirse en otras cosas más necesarias, como en la Atención Primaria, por ejemplo.


Los profesionales de la salud no siempre somos conscientes del daño que pueden provocar nuestras acciones. En los Estados Unidos, la actividad del sistema sanitario es la tercera causa de muerte. En España, y solo respecto a los medicamentos, se calculan unos 19 millones anuales de efectos adversos, mortales en el 0.65% (6500 muertes al año).


Los recursos son limitados y hay una tendencia a hacer en exceso en poblaciones que no lo necesitan (mamografías anuales en mujeres jóvenes, citologías anuales en poblaciones de bajo riesgo) mientras quedan de lado intervenciones básicas (vacunaciones, educación sanitaria, nociones básicas de nutrición, seguimiento de patologías….) en poblaciones marginales, siguiendo la conocida ley de los cuidados inversos: los mensajes preventivos tienen impacto en un sector de la sociedad con exceso de intervenciones que no necesita, mientras sectores desprotegidos no acceden a la atención sanitaria elemental.


En la coyuntura actual de crisis, es necesario dejar de hacer lo innecesario para poder seguir haciendo lo importante, y lograr una mayor eficiencia tanto en lo que se refiere a tiempo de profesionales como a costes derivados de dichas intervenciones. Esta mayor eficiencia es aun de mayor transcendencia cuando se trata de un sistema sanitario público que se financia con los impuestos de los ciudadanos.


¿El curso empezará con un caso clínico que vais a proponer vosotras?


Sí, será con un caso clínico introductorio a modo de ejemplo de situaciones en las que nos encontramos con cierta frecuencia los médicos y las médicas de familia.


¿Cómo os habéis puesto de acuerdo para elegir un caso en concreto?


Eso ha sido lo más fácil. El mismo día que nos pusimos a trabajar en al curso, habían dado de alta a un paciente del cupo de Remedios que ilustraba muy bien lo que queríamos decir. Así que lo propuso y a las dos nos pareció pertinente.


Vemos que el programa del curso trata muchas cuestiones que son realmente interesantes, desde la Medicina mínimamente disruptiva hasta la salud mental o las cuestiones cada vez más demandadas relacionadas con el sobrediagnóstico en infecciones. ¿A qué perfil de profesional sanitario le interesará más esta formación?


En nuestra opinión debería interesarles a todos los profesionales de la salud. Este curso va a ir dirigido a nuestros socios y socias, médicos y médicas de familia, aunque sería muy pertinente que se extendiera a otras especialidades y al resto de profesionales sanitarios.


¿Cómo tenéis previsto evaluar a los participantes del curso?


Mediante un cuestionario que recoge las preguntas elaboradas por los docentes, de forma proporcional a la extensión de los temas tratados.


¿Qué le diríais a alguien que estuviese dudando sobre si matricularse o no para convencerlo?


Les insistiríamos en la necesidad que tenemos los profesionales de Atención Primaria en realizar una medicina centrada en el consultante, y a su vez mínimamente disruptiva. Las preferencias de los pacientes son importantes, y se han de conocer para poder hacer una toma de decisiones compartida. Pero los profesionales han de disponer de la información clínica que facilite este proceso, y ayude al paciente a posicionarse en las decisiones, información veraz basada en la evidencia, y avalada por los clínicos.


Los médicos que participan y colaboran en los diferentes Grupos de Trabajo de la semFYC son profesionales implicados con la medicina basada en la evidencia, con un alto grado de evaluación crítica, que facilita que el material del curso asegure las premisas de las recomendaciones no hacer o la medicina realista.


¿Deseáis añadir algo más?


La gestión de la incertidumbre es el caballo de batalla diario de los profesionales asistenciales. La formación continuada es una herramienta que nos ayuda a gestionar dicha incertidumbre.


¡Animaros a participar!


¡Muchas gracias y buena suerte!