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Los médicos de familia alertan sobre la escasa percepción de riesgo real del consumo de drogas entre los adolescentes

Los médicos de familia alertan sobre la escasa percepción de riesgo real del consumo de drogas entre los adolescentes

Fecha de publicación: 18 de octubre de 2007

Uno de los aspectos que más preocupan a los médicos de familia en relación a los problemas de salud producidos por el consumo de drogas es la escasa percepción del riesgo entre los consumidores de estas sustancias, debido a que el inicio del consumo sigue siendo a edades muy precoces.

Según el Plan Nacional de Drogas, en los últimos diez años se han duplicado el número de consumidores de cannabis y cuadriplicado los de cocaína. “La situación es muy preocupante en la medida que hay una falta de percepción del riesgo y una gran
accesibilidad a las mismas”, afirma el doctor Jesús Apolinar Álvarez, médico de familia y responsable de un taller dedicado a cómo actuar ante el consumo de cocaína en Atención Primaria dentro de las Jornadas de Actualización en Medicina de
Familia, que durante hoy y mañana se celebran en Valencia y que han sido organizadas por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) con el patrocinio de Novartis.

Según el director Académico de las jornadas y coordinador del Grupo de Intervención en Drogas (GID) de semFYC, el doctor José Zarco, “la intervención del profesional de atención primaria debe centrarse en ofrecer orientación a aquellas familias que viven en circunstancias que puedan favorecer el desarrollo de una drogodependencia procurando lograr una detección precoz del problema”.

Se ha cuatriplicado el consumo de cocaína entre los más jóvenes
En los últimos diez años se ha duplicado el consumo de cannabis en España y cuadriplicado el de cocaína. Los jóvenes de entre 14 y 18 años que la ha probado en los últimos 12 meses han aumentado de un 1,8% en 1994 a un 7,2% en 2004. Uno de cada tres menores de 16 años ha consumido alguna vez cannabis y el 8% de los jóvenes entre los 15 y los 24 años afirma haber tomado éxtasis en algún momento de su vida.

Estos datos ponen de relieve que el primer contacto con la droga se produce a edades muy tempranas, factor que incrementa el riesgo de consumo y de problemas relacionados con el mismo y de dependencia. Los jóvenes afirman que les resulta relativamente fácil acceder al alcohol, a la cocaína (de un 21% en el año 1994 a un 37% en el 2004) y al cannabis (de un 43% en el año 1994 a un 64% en el 2004).

Aprovechar recursos de los centros de salud
Para el doctor José Zarco, las administraciones deberían utilizar tanto los recursos disponibles en los centros de salud como el conocimiento y habilidades de los médicos de familia en el abordaje de estas situaciones de riesgo, sobre todo entre los más
jóvenes.

Además, insiste en que los médicos de familia deben aprovechar cualquier oportunidad para captarlo y así poder investigar posibles consumos y adecuar el consejo a la situación detectada, fundamentado en una información científicamente
contrastada, que sea capaz de promover cambios hacia conductas más saludables.

“De hecho”, comenta el doctor Zarco, “el nuevo programa de nuestra Especialidad incluye un área de Conocimiento al respecto y el actual Plan Nacional de Drogas tiene como uno de sus objetivos integrar la atención a estos trastornos en el sistema
sanitario, con una mayor implicación de los médicos de familia”.

En este sentido, el doctor Apolinar señala que “el médico de familia, por su cercanía y accesibilidad, es la primera persona con la que suelen contactar las personas con trastornos asociados al consumo de drogas y, además, podemos asegurar la continuidad asistencial en toda la evolución del paciente y un abordaje integral del problema”.

Además de conocer los nuevos patrones de consumo, esta sesión dedicada a las drogodependencias aborda también cómo mejorar la atención a estos pacientes o cómo identificar a los adolescentes que empiezan a consumir drogas. Según el doctor Apolinar, “el médico de familia se encuentra en una situación privilegiada para detectar problemas cuando todavía son incipientes. Para ello es imprescindible prestar especial atención a una serie de situaciones que alertan de una posible ingesta de sustancias
tóxicas entre adolescentes.

Por lo general, son los padres quienes nos lo comunican
porque advierten los cambios bruscos de conducta y de humor en el hogar, fracaso escolar, alteraciones en el apetito, trastornos de sueño, deterioro de los hábitos higiénicos, etc”.