Los médicos de familia defienden que la publicidad alimentaria informe sobre los riesgos para la salud
El doctor Rogelio Altisent, coordinador del Grupo de Bioética de la semFYC y presidente de la comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC), ha destacado la importancia que tiene que la publicidad informe sobre el riesgo que presentan algunos alimentos para la salud en una conferencia sobre «Aspectos éticos relacionados con la publicidad», con motivo de la polémica surgida con los anuncios de las hamburguesas de 1.000 calorías.
La conferencia formaba parte de un curso celebrado en el Colegio de Médicos de Madrid sobre factores de riesgo cardiovascular, dirigido por la doctora Teresa Mantilla, de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia, y el doctor Jesús Millán, de la Sociedad Española de Arteriosclerosis.
Según destacó el doctor Altisent, «la publicidad engañosa no puede ser autorizada porque pone en situación de inferioridad al ciudadano que no tiene recursos para desenmascarar el fraude por sí solo». Altisent consideró que en el caso de las hamburguesas gigantes «nos debemos preguntar si el consumidor habitual está adecuadamente informado sobre el significado que tiene para su salud una ración de 1.000 calorías, presentado como un auténtico alarde de hombría».
El coordinador del grupo de bioética de la semFYC defendió que el estado, a pesar de que no tiene que intervenir en la vida privada, ni prohibir ciertos alimentos, sí que debe garantizar un grado de información elemental. En su opinión, «como mínimo debe obligarse a acompañar la publicidad de una adecuada y comprensible explicación de los riesgos y las consecuencias».
Asimismo, destacó la importancia de los médicos, los organismos públicos y las sociedades científicas en el fomento de hábitos saludables. « Es muy importante que los médicos demos consejos sobre estilos de vida al paciente en la consulta; pero esto son gotas de agua en el océano que conforman la educación, los medios de comunicación y la publicidad. En estos momentos, cualquier intervención de las sociedades científicas sobre las políticas de salud pública puede tener un impacto infinitamente superior a la suma de sus médicos en la práctica individual en las respectivas consultas.»