Los profesionales de Atención Primaria son una pieza clave en la atención de las necesidades de salud de más de 8 millones de personas mayores de 65 años

Las características especiales del paciente geriátrico, con sus aspectos intrínsecos de envejecimiento fisiológico, hacen que la valoración clínica tradicional sea insuficiente. Por ello, la valoración integral e interdisciplinar con una especial disposición a interrogar y valorar los propios sentimientos del anciano con respecto al envejecimiento deben marcar el camino.

En este sentido, la médico de familia M. Jesús Cerecedo, coordinadora del Grupo de Salud Mental de la semFYC, participará el próximo jueves 21 de junio en la mesa “Salud mental en el anciano en Atención Primaria: una tarea multidisciplinar” en el marco del Congreso Internacional EAPG-SEPG-APGPÇ. Cerecedo ofrecerá una conferencia que, bajo el título “El Papel de la entrevista clínica en la detección de patología mental en el anciano”, pretende concienciar y poner de manifiesto la importancia de la comunicación médico-paciente con los mayores de 65 años.

No en vano, la cifra de personas mayores ha aumentado siete veces en el siglo XX. En sólo dos décadas, la cantidad de mayores de 80 años se ha duplicado (entre 1970 y 1990) al pasar de medio millón a 1,1 millones de personas. Las previsiones hablan de que en 2016 habrá 2,9 millones, lo que supone el 6,1% del total de la población.

Cerecedo considera que el equipo de Atención Primaria, entendido este como médico, enfermera y asistente social es pieza clave fundamental en la atención a las necesidades de salud de los más de 8 millones de habitantes con una edad superior a 65 años, por su accesibilidad, la capacidad de hacer un seguimiento longitudinal a lo largo de la vida del individuo y la fluida y cercana relación médico-paciente.

Asimismo, Cerecedo señala también una serie de aspectos intrínsecos del envejecimiento fisiológico que hacen necesario un abordaje específico en el paciente anciano.

Entre los cambios psicológicos relacionados con la edad, destaca el retraimiento de las relaciones interpersonales y de los intereses vitales, la menor flexibilidad frente a situaciones novedosas o una gran vulnerabilidad de la función de memoria. En cuanto a cambios físicos, los pacientes geriátricos suelen tener pérdidas de audición y visión que afectan a la comunicación. Hasta un 25% de los ancianos padecen algún trastorno psíquico siendo los más frecuentes los trastornos por ansiedad y depresión por lo que es primordial detectar al anciano afectivamente frágil. La prevalencia de depresión en ancianos cuando existe patología médica asociada alcanza el 54%.

Por todo ello, Cerecedo recomienda a los médicos una actitud receptiva y pausada frente a los ancianos en la que paciencia, la escucha activa, la observación cuidadosa y enfoque sistemático son habilidades fundamentales. Algunas pautas básicas de esta profesional de cara a la entrevista con la persona mayores son:

• Fomentar el uso de un vocabulario accesible al paciente y facilitar que éste relate su enfermedad con sus propias palabras.
• Realizar entrevistas más cortas y frecuentes, con tono de voz alto y lento y dando tiempo para responder.
• Usar preguntas “abiertas” facilitadoras del discurso del paciente; la presión del tiempo en las consulta nos lleva a hacer preguntas cerradas para confirmar o rechazar un diagnóstico concreto y esto impide que el paciente verbalice aspectos sociales y psicológicos que pueden ser importantes.
• Evitar preguntas que impliquen respuestas concretas del tipo “si o no”
• Tolerar y usar los silencios así como las propias respuestas del paciente
• Estar pendiente del lenguaje no verbal como la expresión facial del paciente (inexpresivo, lloroso, inquieto, etc.), la postura que adopta al sentarse y su actitud en la entrevista.
• Mantener un buen contacto visual con el paciente.