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La rinitis alérgica, entre los 10 motivos de consulta más frecuentes en Atención Primaria
Fecha de publicación: 08 de julio de 2023
Este 8 de julio se conmemora el Día Mundial de la Alergia y, desde la semFYC, queremos aprovechar esta ocasión para abordar uno de los problemas de salud que más afectan a la población española: la rinitis alérgica. En concreto, es la enfermedad alérgica más común, sobre todo, entre la población más joven, y se estima que en nuestro país un 21.5% de personas la padecen. Es, además, uno de los 10 motivos de consulta más frecuentes en Atención Primaria y sus principales causas son, por orden de frecuencia, los pólenes, los ácaros del polvo, los hongos de la humedad y el epitelio de animales.
“La rinitis alérgica es una afección con una alta demanda de asistencia médica y tiene una gran repercusión en la calidad de vida de los pacientes: impacta negativamente en el bienestar físico y psicológico, en las interacciones sociales y en la situación económica de las personas que la padecen”, explica María Mar Martínez, médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, y miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Respiratorias de la semFYC.
Respecto al último punto que señala Martínez, algunos estudios de farmacoeconomía calculan que la pérdida de productividad laboral durante los periodos de máxima actividad de la rinitis es de en torno al 30%.
Múltiples alternativas farmacológicas
La educación sanitaria del paciente, las medidas de control ambiental (evitación de alérgenos, etc.); los fármacos, entre los que se encuentran los corticoides intranasales, los antihistamínicos intranasales y orales; y la inmunoterapia (vacunas de la alergia) son parte del tratamiento de este problema de salud tan habitual.
Martínez detalla que “el 59,1% de las personas con rinitis alérgica utilizan dos o más fármacos” y añade que “algunos estudios llevados a cabo en el ámbito de la Atención Primaria describen hasta un 71% de pacientes con rinitis alérgica no controlados, a pesar de seguir un tratamiento adecuado”. Por eso, afirma que “es necesario disponer de tratamientos que mejoren la eficacia y el control, de acción rápida y prolongada, y de utilización sencilla”.
La contaminación y el clima, agravantes
“Aunque resulte paradójico, existe más patología alérgica a pólenes en las ciudades que en zonas rurales, explicada por los niveles más altos de contaminación ambiental”, apunta esta médica de familia. Una situación debida a que las partículas diésel de los vehículos y calefacciones hacen que las plantas generen un polen que resulta más perjudicial para el ser humano.
Por otro lado, “los contaminantes del aire tienen la capacidad de modificar la alergenicidad de ciertos pólenes y facilitan la dispersión del alérgeno del polen en fracciones más pequeñas. Asimismo, se ha identificado que la coexposición a diésel y emisiones de alérgenos en el aire aumenta los niveles de IgE específica de alérgeno en las personas”, detalla Martínez.
Además, las distintas estaciones, están asociadas a diferentes tipos de alérgenos, en los que la persona alérgica puede verse más indefensa ante una proliferación de ellos. “Los pólenes son más frecuentes en primavera y verano. En España, por orden decreciente, los más importantes son: gramíneas, olea, ciprés, salsola, plátano-sombra y parietaria”, sostiene esta especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Cuándo se convierte en un problema grave
En cuanto a la clasificación de gravedad de la rinitis alérgica, diversos estudios establecen la presencia de rinitis alérgica moderada-severa en un 80% de los pacientes, presentando hasta 6 síntomas en el 70% de los casos, entre los que se encuentran el picor nasal, estornudos en salvas, rinorrea acuosa, obstrucción nasal. Los síntomas nasales se asocian a síntomas oculares en el 83% de los pacientes con rinitis alérgica.
A pesar de que la comorbilidad de la rinitis alérgica con asma, conjuntivitis, dermatitis atópica e incluso alergia a los alimentos está bien documentada, esta enfermedad es una causa de morbilidad infravalorada.
“Considerando la teoría de la vía aérea única, el mal control de la rinitis alérgica en la vía aérea superior condiciona la aparición o empeoramiento de síntomas en la vía aérea inferior, es decir la aparición o empeoramiento de los síntomas de asma”, puntualiza Martínez.
La implementación de guías en la consulta y la salud planetaria
Durante los últimos años se han desarrollado diversas directrices nacionales, como la incluida en la guía GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma) e internacionales, como la guía ARIA (Rinitis Alérgica y su Impacto en el Asma), para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, con el objetivo de mejorar la atención médica a los pacientes que la sufren. Acerca de esta cuestión, la médica de familia señala que “el impacto de estas directrices en la práctica de los médicos y las médicas de familia va creciendo progresivamente, aunque todavía es bajo”.
Asimismo, María Mar Martínez expone que “las dificultades en la utilización de las guías ARIA en la práctica clínica pueden ser consecuencia de falta de concienciación acerca de la enfermedad (es una enfermedad que todavía se trivializa o ignora con demasiada frecuencia), comunicación inadecuada en la relación médico-paciente, desconocimiento de la guía o existencia de guías no dirigidas a Atención Primaria, limitaciones propias de los sistemas de salud locales, la duración del tratamiento o las propias creencias de los pacientes sobre los medicamentos, lo que genera un tratamiento no siempre óptimo”.
En cuanto al ámbito de la salud planetaria en consulta, cabe destacar que si las características del paciente lo permiten, se recomienda prescribir inhaladores DPI y SMI, con una huella de carbono menor (hasta 18 veces, en el caso de los DPI4). Estos dispositivos son igual de efectivos y coste-efectivos que los pMDI1. En este sentido, el Programa de Salud Planetaria de la semFYC alerta sobre el impacto medioambiental de los inhaladores.
“La rinitis alérgica es una afección con una alta demanda de asistencia médica y tiene una gran repercusión en la calidad de vida de los pacientes: impacta negativamente en el bienestar físico y psicológico, en las interacciones sociales y en la situación económica de las personas que la padecen”, explica María Mar Martínez, médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, y miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Respiratorias de la semFYC.
Respecto al último punto que señala Martínez, algunos estudios de farmacoeconomía calculan que la pérdida de productividad laboral durante los periodos de máxima actividad de la rinitis es de en torno al 30%.
Múltiples alternativas farmacológicas
La educación sanitaria del paciente, las medidas de control ambiental (evitación de alérgenos, etc.); los fármacos, entre los que se encuentran los corticoides intranasales, los antihistamínicos intranasales y orales; y la inmunoterapia (vacunas de la alergia) son parte del tratamiento de este problema de salud tan habitual.
Martínez detalla que “el 59,1% de las personas con rinitis alérgica utilizan dos o más fármacos” y añade que “algunos estudios llevados a cabo en el ámbito de la Atención Primaria describen hasta un 71% de pacientes con rinitis alérgica no controlados, a pesar de seguir un tratamiento adecuado”. Por eso, afirma que “es necesario disponer de tratamientos que mejoren la eficacia y el control, de acción rápida y prolongada, y de utilización sencilla”.
La contaminación y el clima, agravantes
“Aunque resulte paradójico, existe más patología alérgica a pólenes en las ciudades que en zonas rurales, explicada por los niveles más altos de contaminación ambiental”, apunta esta médica de familia. Una situación debida a que las partículas diésel de los vehículos y calefacciones hacen que las plantas generen un polen que resulta más perjudicial para el ser humano.
Por otro lado, “los contaminantes del aire tienen la capacidad de modificar la alergenicidad de ciertos pólenes y facilitan la dispersión del alérgeno del polen en fracciones más pequeñas. Asimismo, se ha identificado que la coexposición a diésel y emisiones de alérgenos en el aire aumenta los niveles de IgE específica de alérgeno en las personas”, detalla Martínez.
Además, las distintas estaciones, están asociadas a diferentes tipos de alérgenos, en los que la persona alérgica puede verse más indefensa ante una proliferación de ellos. “Los pólenes son más frecuentes en primavera y verano. En España, por orden decreciente, los más importantes son: gramíneas, olea, ciprés, salsola, plátano-sombra y parietaria”, sostiene esta especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Cuándo se convierte en un problema grave
En cuanto a la clasificación de gravedad de la rinitis alérgica, diversos estudios establecen la presencia de rinitis alérgica moderada-severa en un 80% de los pacientes, presentando hasta 6 síntomas en el 70% de los casos, entre los que se encuentran el picor nasal, estornudos en salvas, rinorrea acuosa, obstrucción nasal. Los síntomas nasales se asocian a síntomas oculares en el 83% de los pacientes con rinitis alérgica.
A pesar de que la comorbilidad de la rinitis alérgica con asma, conjuntivitis, dermatitis atópica e incluso alergia a los alimentos está bien documentada, esta enfermedad es una causa de morbilidad infravalorada.
“Considerando la teoría de la vía aérea única, el mal control de la rinitis alérgica en la vía aérea superior condiciona la aparición o empeoramiento de síntomas en la vía aérea inferior, es decir la aparición o empeoramiento de los síntomas de asma”, puntualiza Martínez.
La implementación de guías en la consulta y la salud planetaria
Durante los últimos años se han desarrollado diversas directrices nacionales, como la incluida en la guía GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma) e internacionales, como la guía ARIA (Rinitis Alérgica y su Impacto en el Asma), para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, con el objetivo de mejorar la atención médica a los pacientes que la sufren. Acerca de esta cuestión, la médica de familia señala que “el impacto de estas directrices en la práctica de los médicos y las médicas de familia va creciendo progresivamente, aunque todavía es bajo”.
Asimismo, María Mar Martínez expone que “las dificultades en la utilización de las guías ARIA en la práctica clínica pueden ser consecuencia de falta de concienciación acerca de la enfermedad (es una enfermedad que todavía se trivializa o ignora con demasiada frecuencia), comunicación inadecuada en la relación médico-paciente, desconocimiento de la guía o existencia de guías no dirigidas a Atención Primaria, limitaciones propias de los sistemas de salud locales, la duración del tratamiento o las propias creencias de los pacientes sobre los medicamentos, lo que genera un tratamiento no siempre óptimo”.
En cuanto al ámbito de la salud planetaria en consulta, cabe destacar que si las características del paciente lo permiten, se recomienda prescribir inhaladores DPI y SMI, con una huella de carbono menor (hasta 18 veces, en el caso de los DPI4). Estos dispositivos son igual de efectivos y coste-efectivos que los pMDI1. En este sentido, el Programa de Salud Planetaria de la semFYC alerta sobre el impacto medioambiental de los inhaladores.
