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Rubén Blanco, del Grupo de Trabajo de Seguridad del Paciente de la semFYC: “Hay que entender que nadie está exento de equivocarse”
Fecha de publicación: 17 de septiembre de 2023
Este domingo es el Día Mundial de la Seguridad del Paciente. En el marco de esta jornada impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), charlamos con Rubén Blanco, médico residente de cuarto año en la Unidad Docente de Salamanca y miembro del Grupo de Trabajo de Seguridad del Paciente de la semFYC.
Con una sólida trayectoria como investigador, ponente y autor de publicaciones relevantes en el campo de la Medicina Familiar y Comunitaria, los trabajos de Rubén Blanco se han convertido en un punto de referencia en seguridad del paciente y otros temas médicos.
Además, cabe destacar que Rubén Blanco protagonizó diversos titulares en prensa por obtener el decimoprimer puesto en el MIR y elegir la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.
―¿Cuáles consideras que son los principales retos en cuanto a seguridad del paciente en el ámbito de la Atención Primaria y qué estrategias crees que pueden abordarlos de manera efectiva?
El principal reto es darle a la seguridad del paciente la importancia que merece, tanto a los profesionales como a los pacientes. Estamos en una sociedad que demanda mucha atención sanitaria y que asume que la mayor parte de ella es beneficiosa, subestimando muchas veces los riesgos. Los profesionales sanitarios deberíamos ser un contrapeso que ponga un punto de racionalidad en este tema, pero no estamos aislados de nuestro entorno y al final claudicamos y entramos en esa deriva medicalizadora. Es importante educar a la población en los riesgos de las intervenciones sanitarias y ser muy didácticos para explicar conceptos contraintuitivos como el sobrediagnóstico o la deprescripción. Hay que desterrar mitos como la necesidad de “protectores gástricos” cuando se toma medicación o de seguir cribados fuera de los programas establecidos, aunque hay muchos intereses económicos detrás contra los que hay que luchar.
Creo que muchos profesionales no son conscientes de las cifras de las que estamos hablando. Según cifras del estudio APEAS en España hay aproximadamente un evento adverso cada 100 consultas y con la carga actual de trabajo eso equivale a un evento adverso cada dos o tres días. Ese estudio además se hizo en unas condiciones de trabajo mejores que las que hay en la actualidad, por lo que es probable que esas cifras sean incluso mayores. El 80% de ellos se consideraron evitables, especialmente aquellos de consecuencias más graves. Según un estudio estadounidense, los eventos adversos secundarios a la intervención sanitaria provocan más muertes que el Alzheimer o los accidentes de tráfico. Tenemos que convivir con ello. Hay que entender que nadie está exento de equivocarse y que las consecuencias de esos errores pueden ser terribles. El paso fundamental es que el error pase de ser un motivo de vergüenza que debe permanecer oculto a un hecho que analizar para que no se vuelva a repetir.
―Sabemos que has investigado y divulgado sobre seguridad del paciente. ¿Podrías compartir un ejemplo concreto de un hallazgo o recomendación que consideres especialmente relevante para mejorar la seguridad en la atención sanitaria?
Llevo poco tiempo en el Grupo de Trabajo, por lo que ahora me estoy dedicando fundamentalmente a aprender de todos los compañeros del grupo más que a desarrollar mi propia línea de investigación. El trabajo del que me siento más orgulloso es el texto que hice para el blog Sano y Salvo sobre los problemas para la Seguridad del Paciente que provocan las guardias de 24 horas. Se trata de un tema complejo en el que se mezclan preferencias de los profesionales, falta de personal y factores económicos, entre otros, pero que impacta especialmente no solo en la seguridad del paciente, sino también en la seguridad y en la salud del profesional sanitario.
―Como médico de familia, ¿qué medidas o protocolos consideras esenciales para prevenir eventos adversos relacionados con la medicación en pacientes ambulatorios, y cómo podemos garantizar su implementación eficaz?
Ahora estoy trabajando en un pueblo y me he dado cuenta de lo importante que es la comunicación directa con la farmacia comunitaria. Tenemos agentes en salud con muchísimo conocimiento en seguridad del paciente cada cinco manzanas y eso se está desaprovechando. Los farmacéuticos pueden detectar interacciones farmacológicas, eventos adversos, falta de adherencia al tratamiento… Tenemos que comunicarnos y hay que establecer vías de contacto directo que no sean mandar al paciente a la consulta con un papel. Por otro lado, los sistemas de prescripción informatizada también deben incluir alertas (o al menos, hacerlas más visibles). Creo que todavía estamos lejos del Big Data, aunque será el futuro. Esto permitiría que el propio sistema informático indique que un fármaco está contraindicado en una patología o ajuste la dosis según el grado de insuficiencia renal mediante el cruce de la información farmacológica con los datos clínicos del paciente.
―¿Cómo decidiste sumarte al Grupo de Trabajo de Seguridad del Paciente de la semFYC y qué destacarías de este?
Jesús Palacio me invitó a entrar en el grupo tras la realización de la entrada en el blog Sano y Salvo sobre las guardias de 24 horas. También conocía a otros miembros, como José Ángel Maderuelo, lo que me ayudó a dar el paso. No podía desaprovechar esa oportunidad para aprender de estos profesionales tan comprometidos con la calidad asistencial. Me parece un grupo muy bueno desde el punto de vista humano, pero es que además sus materiales de trabajo son la gran referencia de la seguridad del paciente en España. Es un honor que mi nombre esté junto a los suyos.
―Más allá de la seguridad del paciente, queríamos saber cómo te sentiste al conseguir el decimoprimer puesto en el MIR y por qué decidiste escoger la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.
Eso siempre será una anécdota. Me conocen como el número 11 y no voy a renegar de ello, desde luego. Pero al final unos años más tarde soy un médico de familia más. Básicamente hice lo que hacen todos los que escogen buenos números. Elegir lo que a mí me gustaba. Yo sabía que no me iba a motivar restringiéndome a las enfermedades de un solo órgano o a un único perfil de paciente por edad. Necesitaba variedad y contacto directo con el paciente. Hoy sé que aquel día que escogí tomé la mejor decisión de mi vida. Con sus pros y sus contras, pero no me veo haciendo otra cosa. Tengo el privilegio de ir por la mañana a trabajar con una sonrisa y de disfrutar de mis preciosos pueblos y de sus gentes. Eso lo he conseguido porque me salí de la norma al elegir Familia con el número 11.
Con una sólida trayectoria como investigador, ponente y autor de publicaciones relevantes en el campo de la Medicina Familiar y Comunitaria, los trabajos de Rubén Blanco se han convertido en un punto de referencia en seguridad del paciente y otros temas médicos.
Además, cabe destacar que Rubén Blanco protagonizó diversos titulares en prensa por obtener el decimoprimer puesto en el MIR y elegir la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.
―¿Cuáles consideras que son los principales retos en cuanto a seguridad del paciente en el ámbito de la Atención Primaria y qué estrategias crees que pueden abordarlos de manera efectiva?
El principal reto es darle a la seguridad del paciente la importancia que merece, tanto a los profesionales como a los pacientes. Estamos en una sociedad que demanda mucha atención sanitaria y que asume que la mayor parte de ella es beneficiosa, subestimando muchas veces los riesgos. Los profesionales sanitarios deberíamos ser un contrapeso que ponga un punto de racionalidad en este tema, pero no estamos aislados de nuestro entorno y al final claudicamos y entramos en esa deriva medicalizadora. Es importante educar a la población en los riesgos de las intervenciones sanitarias y ser muy didácticos para explicar conceptos contraintuitivos como el sobrediagnóstico o la deprescripción. Hay que desterrar mitos como la necesidad de “protectores gástricos” cuando se toma medicación o de seguir cribados fuera de los programas establecidos, aunque hay muchos intereses económicos detrás contra los que hay que luchar.
- ―Dado tu interés en la cultura de seguridad del paciente, ¿cómo crees que se puede fomentar una cultura de seguridad sólida en los centros de Atención Primaria y entre los profesionales de la salud?
Creo que muchos profesionales no son conscientes de las cifras de las que estamos hablando. Según cifras del estudio APEAS en España hay aproximadamente un evento adverso cada 100 consultas y con la carga actual de trabajo eso equivale a un evento adverso cada dos o tres días. Ese estudio además se hizo en unas condiciones de trabajo mejores que las que hay en la actualidad, por lo que es probable que esas cifras sean incluso mayores. El 80% de ellos se consideraron evitables, especialmente aquellos de consecuencias más graves. Según un estudio estadounidense, los eventos adversos secundarios a la intervención sanitaria provocan más muertes que el Alzheimer o los accidentes de tráfico. Tenemos que convivir con ello. Hay que entender que nadie está exento de equivocarse y que las consecuencias de esos errores pueden ser terribles. El paso fundamental es que el error pase de ser un motivo de vergüenza que debe permanecer oculto a un hecho que analizar para que no se vuelva a repetir.
―Sabemos que has investigado y divulgado sobre seguridad del paciente. ¿Podrías compartir un ejemplo concreto de un hallazgo o recomendación que consideres especialmente relevante para mejorar la seguridad en la atención sanitaria?
Llevo poco tiempo en el Grupo de Trabajo, por lo que ahora me estoy dedicando fundamentalmente a aprender de todos los compañeros del grupo más que a desarrollar mi propia línea de investigación. El trabajo del que me siento más orgulloso es el texto que hice para el blog Sano y Salvo sobre los problemas para la Seguridad del Paciente que provocan las guardias de 24 horas. Se trata de un tema complejo en el que se mezclan preferencias de los profesionales, falta de personal y factores económicos, entre otros, pero que impacta especialmente no solo en la seguridad del paciente, sino también en la seguridad y en la salud del profesional sanitario.
―Como médico de familia, ¿qué medidas o protocolos consideras esenciales para prevenir eventos adversos relacionados con la medicación en pacientes ambulatorios, y cómo podemos garantizar su implementación eficaz?
Ahora estoy trabajando en un pueblo y me he dado cuenta de lo importante que es la comunicación directa con la farmacia comunitaria. Tenemos agentes en salud con muchísimo conocimiento en seguridad del paciente cada cinco manzanas y eso se está desaprovechando. Los farmacéuticos pueden detectar interacciones farmacológicas, eventos adversos, falta de adherencia al tratamiento… Tenemos que comunicarnos y hay que establecer vías de contacto directo que no sean mandar al paciente a la consulta con un papel. Por otro lado, los sistemas de prescripción informatizada también deben incluir alertas (o al menos, hacerlas más visibles). Creo que todavía estamos lejos del Big Data, aunque será el futuro. Esto permitiría que el propio sistema informático indique que un fármaco está contraindicado en una patología o ajuste la dosis según el grado de insuficiencia renal mediante el cruce de la información farmacológica con los datos clínicos del paciente.
―¿Cómo decidiste sumarte al Grupo de Trabajo de Seguridad del Paciente de la semFYC y qué destacarías de este?
Jesús Palacio me invitó a entrar en el grupo tras la realización de la entrada en el blog Sano y Salvo sobre las guardias de 24 horas. También conocía a otros miembros, como José Ángel Maderuelo, lo que me ayudó a dar el paso. No podía desaprovechar esa oportunidad para aprender de estos profesionales tan comprometidos con la calidad asistencial. Me parece un grupo muy bueno desde el punto de vista humano, pero es que además sus materiales de trabajo son la gran referencia de la seguridad del paciente en España. Es un honor que mi nombre esté junto a los suyos.
―Más allá de la seguridad del paciente, queríamos saber cómo te sentiste al conseguir el decimoprimer puesto en el MIR y por qué decidiste escoger la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.
Eso siempre será una anécdota. Me conocen como el número 11 y no voy a renegar de ello, desde luego. Pero al final unos años más tarde soy un médico de familia más. Básicamente hice lo que hacen todos los que escogen buenos números. Elegir lo que a mí me gustaba. Yo sabía que no me iba a motivar restringiéndome a las enfermedades de un solo órgano o a un único perfil de paciente por edad. Necesitaba variedad y contacto directo con el paciente. Hoy sé que aquel día que escogí tomé la mejor decisión de mi vida. Con sus pros y sus contras, pero no me veo haciendo otra cosa. Tengo el privilegio de ir por la mañana a trabajar con una sonrisa y de disfrutar de mis preciosos pueblos y de sus gentes. Eso lo he conseguido porque me salí de la norma al elegir Familia con el número 11.