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La revista ‘Atención Primaria’ pone el foco en el impacto de la pandemia de la COVID-19 en la salud mental de los profesionales sanitarios
Fecha de publicación: 12 de septiembre de 2022
La pandemia de la COVID-19 ha tenido efectos negativos en la salud mental de la población, tal y como señalan múltiples estudios, y ha afectado en especial a los sanitarios y sanitarias.
Los autores Francisco Buitrago, Ramon Ciurana, María del Carmen Fernández y Jorge Luis Tizón, del Grupo de Salud Mental del PAPPS, firman un artículo en la revista Atención Primaria que incide en esta cuestión y analiza el escenario en el que han aparecido trastornos por ansiedad, depresión y estrés en estos profesionales.
“A nivel de la Atención Primaria la morbimortalidad ha sido especialmente importante. Enfermedades, bajas, cambios de turno y sobrecargas de trabajo han repercutido directamente en el estado emocional y la salud mental de los profesionales (en las profesionales sanitarias en mayor medida), de sus familiares y de sus consultas”.
Los firmantes destacan el contexto psicosocial en el que los profesionales sanitarios han tenido que afrontar la crisis de la COVID-19: “un contexto de empobrecimiento y desmoralización de los servicios sanitarios públicos en numerosos países europeos, que en España ha sido dramático desde la crisis del 2008”.
El artículo remarca que la situación de precarización ha sido especialmente grave en Atención Primaria. En este sentido, se propuso una refinanciación de la APS que en pocos años duplicara la parte del producto interior bruto (PIB) que se le dedica, pero acompañada de profundos y sostenidos procesos formativos.
Por otro lado, los autores apuntan a que los objetivos claves para el futuro de la APS son “el replanteamiento de la formación comunitaria y el apoyo socioeconómico, emocional y psicoterapéutico ante el riesgo de desmoralización de sus profesionales”.
“Sin duda alguna, hoy los poderes públicos y los profesionales han de empeñarse en la revalorización de una APS bien dotada, competente y prestigiada, planificada y gestionada en gran medida por los propios profesionales y comprometida con los pacientes en un marco de relación renovado, basado en la autonomía del paciente, la corresponsabilidad y la confianza”.
Los autores Francisco Buitrago, Ramon Ciurana, María del Carmen Fernández y Jorge Luis Tizón, del Grupo de Salud Mental del PAPPS, firman un artículo en la revista Atención Primaria que incide en esta cuestión y analiza el escenario en el que han aparecido trastornos por ansiedad, depresión y estrés en estos profesionales.
“A nivel de la Atención Primaria la morbimortalidad ha sido especialmente importante. Enfermedades, bajas, cambios de turno y sobrecargas de trabajo han repercutido directamente en el estado emocional y la salud mental de los profesionales (en las profesionales sanitarias en mayor medida), de sus familiares y de sus consultas”.
Los firmantes destacan el contexto psicosocial en el que los profesionales sanitarios han tenido que afrontar la crisis de la COVID-19: “un contexto de empobrecimiento y desmoralización de los servicios sanitarios públicos en numerosos países europeos, que en España ha sido dramático desde la crisis del 2008”.
El artículo remarca que la situación de precarización ha sido especialmente grave en Atención Primaria. En este sentido, se propuso una refinanciación de la APS que en pocos años duplicara la parte del producto interior bruto (PIB) que se le dedica, pero acompañada de profundos y sostenidos procesos formativos.
Por otro lado, los autores apuntan a que los objetivos claves para el futuro de la APS son “el replanteamiento de la formación comunitaria y el apoyo socioeconómico, emocional y psicoterapéutico ante el riesgo de desmoralización de sus profesionales”.
“Sin duda alguna, hoy los poderes públicos y los profesionales han de empeñarse en la revalorización de una APS bien dotada, competente y prestigiada, planificada y gestionada en gran medida por los propios profesionales y comprometida con los pacientes en un marco de relación renovado, basado en la autonomía del paciente, la corresponsabilidad y la confianza”.