Vacuna: ciencia, política y comunicación
Además, observando los medios, nos encontramos con mensajes que parecen convertir a esta vacuna en algo sin precedentes en la historia de la medicina.
Oímos hablar de prevención y vacunación de cáncer de útero. Sin embargo, el virus afecta al cérvix y, aunque se trata de una de las infecciones de transmisión sexual más frecuente, la gran mayoría se curan de forma espontánea (sólo en algunas mujeres, por mecanismos no bien conocidos, la infección se perpetúa y se desarrolla un cáncer pasados 20 años). ¡Cuidado con la alarma social!
¡Y cuidado con las falsas seguridades! Porque si el cáncer de útero se previene con una vacuna, ¿quién necesita precauciones?, ¿dónde queda el póntelo-pónselo? Reforzar la idea de que las mujeres deben acudir a los controles periódicos en las consultas del centro de salud y ginecología, para revisión y cribado de cáncer de cérvix como práctica cotidiana de salud, es algo que, a día de hoy, todavía no hemos visto en titulares.
De niños jugábamos al teléfono (¡al rumor!). ¡A ver si va a ser eso! Entre la primera frase (“Los estudios realizados hasta el momento asumen que, con una cobertura de vacunación del 100% de la población femenina antes de la pubertad, podrían, en el mejor de los casos, prevenirse aquellas infecciones del virus del papiloma humano asociadas al 70% de los cánceres de cuello uterino”) y la última (“El cáncer de útero se previene con una vacuna”) nos dejamos demasiados interrogantes e inexactitudes, que deben resolverse atendiendo a la pura evidencia científica antes de instaurar medidas y lanzar mensajes no tan ganadores en niveles de salud general como en votos electorales. Sanitarios e informadores debemos ser conscientes de ello.
Artículo de opinión publicado en la sección “Lo que se cuece” de Noticias semFYC número 30