Pipí en la cama. Enuresis
Enfermedades en la infancia
17.17. Trastorno por déficit de atención
sin/con hiperactividad
Es el trastorno del desarrollo neurológico más frecuente en la infancia/adolescencia (
3
-
7
%).
Las causas se desconocen, aunque probablemente se deba a la interacción de factores biológicos y psicosociales. Se inicia antes
de los
12
años, pero puede persistir en la adolescencia y edad adulta.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se caracteriza por presentar: hiperactividad, impulsividad y déficit
o falta de atención.
Estos síntomas son normales en la mayoría de los niños, pero en el TDAH son más intensos, se manifiestan en la mayoría de
ambientes y se prolongan durante meses.
Generalmente, son los progenitores quienes suelen detectar un posible TDAH, aunque en ocasiones son los profesores o
psicólogos escolares, pero serán los profesionales (pediatra, psiquiatra infantil o neurólogo) los que realizarán un diagnóstico
definitivo.
El tratamiento, que siempre tiene que ser individualizado, ayuda a mejorar los síntomas y a reducir la aparición de otros
trastornos asociados. Se basa en el entrenamiento conductual de progenitores y profesores. El tratamiento farmacológico no
suele indicarse antes de los
6
años.
¿Qué puedo hacer?
O
Aprender a
manejar
las propias emociones negativas
(enfado, culpa) y mantener una
actitud positiva.
O
Reconocer
el trastorno del hijo,
comprenderlo
y
aceptarlo:
– Corretean constantemente, incapaces de estar quietos.
Hablan sin parar, son ruidosos. Cambian rápidamente
de una actividad a otra.
– Se distraen con facilidad y olvidan las cosas con
frecuencia.
– Tienen problemas para seguir órdenes e instrucciones,
organizar y terminar actividades encomendadas.
– Son impacientes, incapaces de esperar su turno.
Interrumpen. Pueden hacer comentarios inapropiados.
Difícil control de las emociones. Se resisten a la
disciplina. Escasa tolerancia a la frustración.
O
Cómo puede yudar:
– Encuentre el equilibrio entre el exceso de autoritarismo
y la permisividad.
– Simplifique las reglas. Asegúrese de que las entienda.
Debe quedar claro qué normas pueden ser negociadas
y cuáles no, así como las consecuencias de no
cumplirlas.
– Fomente el diálogo.
– Mantenga una rutina y un horario.
– Enséñele a ser organizado u organizada y fomente sus
habilidades sociales.
– Refuerce positivamente y de inmediato las conductas
adecuadas, ofrezca alternativas a los comportamientos
inadecuados. Evite los castigos y la crítica constante,
mejorará su autoestima.
– Colabore con él para hacer una tarea paso a paso.
– Supervise activamente su comportamiento, pero
favorezca la independencia y el comportamiento
responsable.
O
Colabore
de manera estrecha con profesores y
profesionales de la salud. Valore periódicamente su
conducta. Refuerce con énfasis los logros y consensúe
con él o ella las estrategias para superar las dificultades
encontradas
O
Busque
apoyo
a través de asociaciones de familias con
hijas o hijos con TDHA.