Cuidados del paciente al final de la vida
20.6. Cuidados del paciente
al final de la vida
Un paciente está al final de su vida cuando tiene una enfermedad grave, incurable, que no responde a los tratamientos
conocidos. Son momentos que requieren una especial atención. Debemos esforzarnos todos (familiares y profesionales
sanitarios) para que la persona enferma viva cada día de la forma más normal y digna posible. Esta fase es menos difícil cuanto
más cerca se vive de los seres queridos.
¿Qué puede hacer?
O
Lávele y dúchele a diario. Si le faltan las fuerzas o no
puede levantarse para ir al baño, use una esponja o
toallita jabonosa, seque con cuidado su piel y aplique
una crema hidratante. Durante la
higiene asegure un
ambiente de intimidad.
O
Lávele la
boca después de cada comida con un cepillo
suave. Si tiene la boca reseca, prepárele enjuagues con
manzanilla templada.
O
Respétele que coma lo que le apetezca en un
ambiente
tranquilo y sin agobios. Es frecuente y normal que no
tenga ganas de comer. No le presione para que coma más.
El horario de las
comidas debe adaptarse a los gustos del
paciente, aunque se recomiendan las comidas familiares
o con amigos. Es preferible hacer
6 o 7 comidas al día,
aunque sean de poca cantidad. La dieta debe ser variada
y sencilla, rica en proteínas y fácil de preparar.
O
Acompáñele al servicio con regularidad. El consumo
de agua, frutas y fibra puede ayudarle a evitar el
estreñimiento. Valore el momento de utilizar orinales,
cuñas, colectores o pañales.
O
Procure, mientras pueda, que salga a dar un
paseo una
vez al día, descansando todas las veces que sea necesario.
Si camina inseguro, dele unos bastones o muletas.
O
Si permanece en cama mucho tiempo, es fundamental que
realice
cambios de postura cada
2 horas, aunque esté
durmiendo. Aproveche el momento para arreglar la cama
(estirar las sábanas), cambiar los pañales, etc.
O
Si es posible, levántele al sillón un par de veces al día.
O
Para favorecer el
sueño puede beber un vaso de leche
templada o infusiones de tila o valeriana. El ambiente
de la habitación debe ser agradable, sin ruidos y con
una luz tenue.
O
Siga las instrucciones precisas en cuanto a los
medicamentos. Los horarios deben ser estrictos,
especialmente con los tratamientos para que no tenga
dolor. No debe esperar a que aparezca el dolor.
O
Acompañe al enfermo en la cama. Es imposible mostrar
fortaleza en todos los momentos, pero unas palabras
reconfortantes, coger sus manos o abrazarle le transmite
seguridad y afecto.
O
Permítale
decir lo que siente. Cada persona enfrentará el
final de su vida a su modo. Si habla de herencias, de su
enfermedad o de su funeral, escúchele y considere lo que
dice. Si no sabe qué responder, piense que a veces una
sonrisa, un gesto o una caricia expresan más que mil
palabras. Cualquier familiar (niños también) o amigo
puede visitarle si el paciente lo desea.
O
Entérese si tiene hecho un documento de voluntades
anticipadas (testamento vital), y si no lo tiene hecho,
averigüe hasta dónde quiere que lleguen los cuidados
médicos
O
Ayúdele a realizar un relato sobre su vida que le sirva
para darle paz y que le ayude a quedarse conforme
con lo vivido.