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RAM: Un problema cada vez mayor
Fecha de publicación: 17 de marzo de 2022
Reproducimos aquí el artículo de opinión escrito por Maarten Lambert y publicado en el newsletter de HAPPY PATIENT y en su página web. M. Lambert es doctorando en el Departamento de Farmacoterapia - Epidemiología y Economía de la Universidad de Groningen (The Pharmacy Game - University of Groningen, Países Bajos). La Universidad de Groningen es uno de los compañeros de la semFYC en el consorcio europeo HAPPY PATIENT y está liderando los ciclos de Auditoría en farmacias comunitarias y adaptando las Plantillas APO para las intervenciones del proyecto.
El problema de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es cada vez mayor y resolverlo ocupa un lugar destacado en la agenda de muchas organizaciones internacionales, incluida la Comisión Europea.
Precisamente desde las altas instancias de las instituciones europeas se ha adoptado un plan de acción contra la resistencia a los antimicrobianos cuyos principales objetivos son convertir todos los países de la Unión Europea en una región con buenas prácticas e impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación. Este plan de acción ha dado como resultado las "Directrices de la UE sobre el uso prudente de antimicrobianos en humanos" que se dirigen a todos los actores involucrados en el uso de antimicrobianos.
Estas pautas describen a los farmacéuticos como guardianes del uso de antimicrobianos. En esta función, los farmacéuticos deben ser una fuente de asesoramiento e información para pacientes y prescriptores sobre el uso seguro, racional y eficaz de los antimicrobianos.
Esto abarca una variedad de temas en los que los farmacéuticos deben mostrar su experiencia en medicina, incluidos los efectos secundarios, la adherencia, las interacciones y contraindicaciones, el almacenamiento y la eliminación y la justificación del tratamiento.
La importancia de esto se vuelve aún más clara al darse cuenta de que la resistencia a los antimicrobianos se ha relacionado fuertemente con el uso inadecuado de los antibióticos.
Dado que los farmacéuticos comunitarios son uno de los profesionales sanitarios más accesibles en la atención primaria y un punto de contacto importante para los pacientes, podrían tener un papel importante en la mejora del uso de antibióticos. Sin embargo, la práctica actual de las farmacias comunitarias con respecto a los antimicrobianos deja espacio para mejorar.
Por lo tanto, los farmacéuticos necesitan una formación adecuada y pautas a seguir durante su práctica, y acceso a suficiente información sobre el paciente y el tratamiento, por ejemplo, a través de una colaboración más intensa con los prescriptores y una mejor comunicación con los pacientes.
En nuestra revisión "A systematic literature review and meta-analysis of community pharmacist-led interventions to optimise the use of antibiotics" (Una revisión sistemática de la literatura y un metanálisis de las intervenciones dirigidas por farmacéuticos comunitarios para optimizar el uso de antibióticos), hemos demostrado que las intervenciones actuales en el entorno de la farmacia comunitaria solo tienen un efecto limitado en la optimización del uso de antibióticos.
Solo diecisiete estudios en todo el mundo se han centrado en este tema, mostrando resultados mixtos y poco claros. En consecuencia, parece que las intervenciones en el ámbito de la farmacia comunitaria deberían implementarse de formas novedosas.
Dentro del proyecto HAPPY PATIENT, utilizamos este conocimiento para diseñar e implementar intervenciones multifacéticas dirigidas a los profesionales de farmacia para mejorar las prácticas de dispensación de antibióticos.
Uno de los puntos fuertes del proyecto HAPPY PATIENT es que se lleva a cabo a gran escala en cinco países diferentes de la UE: Francia, Grecia, Lituania, Polonia y España. Sin embargo, esto también trae desafíos al proyecto. Las prácticas de dispensación y el papel de los farmacéuticos comunitarios dentro del sistema de atención varían de un país a otro.
Esto no se limita a los tipos de antibióticos que se dispensan, sino que también incluye diferencias en la colaboración con los prescriptores, el asesoramiento a los pacientes, el acceso a la información y la realización de controles de seguridad.
A pesar de estas diferencias, las directrices de la UE sobre el uso prudente de antimicrobianos dibujan una imagen única del farmacéutico comunitario que juega un papel clave en todos estos procesos.
El proyecto HAPPY PATIENT encuentra un equilibrio entre la singularidad de los sistemas de atención en toda la UE teniendo en cuenta el objetivo compartido de todos estos países: optimizar el uso de antibióticos siguiendo las directrices de la UE.
Maarten Lambert
University of Groningen
El problema de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es cada vez mayor y resolverlo ocupa un lugar destacado en la agenda de muchas organizaciones internacionales, incluida la Comisión Europea.
Precisamente desde las altas instancias de las instituciones europeas se ha adoptado un plan de acción contra la resistencia a los antimicrobianos cuyos principales objetivos son convertir todos los países de la Unión Europea en una región con buenas prácticas e impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación. Este plan de acción ha dado como resultado las "Directrices de la UE sobre el uso prudente de antimicrobianos en humanos" que se dirigen a todos los actores involucrados en el uso de antimicrobianos.
Estas pautas describen a los farmacéuticos como guardianes del uso de antimicrobianos. En esta función, los farmacéuticos deben ser una fuente de asesoramiento e información para pacientes y prescriptores sobre el uso seguro, racional y eficaz de los antimicrobianos.
Esto abarca una variedad de temas en los que los farmacéuticos deben mostrar su experiencia en medicina, incluidos los efectos secundarios, la adherencia, las interacciones y contraindicaciones, el almacenamiento y la eliminación y la justificación del tratamiento.
La importancia de esto se vuelve aún más clara al darse cuenta de que la resistencia a los antimicrobianos se ha relacionado fuertemente con el uso inadecuado de los antibióticos.
Dado que los farmacéuticos comunitarios son uno de los profesionales sanitarios más accesibles en la atención primaria y un punto de contacto importante para los pacientes, podrían tener un papel importante en la mejora del uso de antibióticos. Sin embargo, la práctica actual de las farmacias comunitarias con respecto a los antimicrobianos deja espacio para mejorar.
Por lo tanto, los farmacéuticos necesitan una formación adecuada y pautas a seguir durante su práctica, y acceso a suficiente información sobre el paciente y el tratamiento, por ejemplo, a través de una colaboración más intensa con los prescriptores y una mejor comunicación con los pacientes.
En nuestra revisión "A systematic literature review and meta-analysis of community pharmacist-led interventions to optimise the use of antibiotics" (Una revisión sistemática de la literatura y un metanálisis de las intervenciones dirigidas por farmacéuticos comunitarios para optimizar el uso de antibióticos), hemos demostrado que las intervenciones actuales en el entorno de la farmacia comunitaria solo tienen un efecto limitado en la optimización del uso de antibióticos.
Solo diecisiete estudios en todo el mundo se han centrado en este tema, mostrando resultados mixtos y poco claros. En consecuencia, parece que las intervenciones en el ámbito de la farmacia comunitaria deberían implementarse de formas novedosas.
Dentro del proyecto HAPPY PATIENT, utilizamos este conocimiento para diseñar e implementar intervenciones multifacéticas dirigidas a los profesionales de farmacia para mejorar las prácticas de dispensación de antibióticos.
Uno de los puntos fuertes del proyecto HAPPY PATIENT es que se lleva a cabo a gran escala en cinco países diferentes de la UE: Francia, Grecia, Lituania, Polonia y España. Sin embargo, esto también trae desafíos al proyecto. Las prácticas de dispensación y el papel de los farmacéuticos comunitarios dentro del sistema de atención varían de un país a otro.
Esto no se limita a los tipos de antibióticos que se dispensan, sino que también incluye diferencias en la colaboración con los prescriptores, el asesoramiento a los pacientes, el acceso a la información y la realización de controles de seguridad.
A pesar de estas diferencias, las directrices de la UE sobre el uso prudente de antimicrobianos dibujan una imagen única del farmacéutico comunitario que juega un papel clave en todos estos procesos.
El proyecto HAPPY PATIENT encuentra un equilibrio entre la singularidad de los sistemas de atención en toda la UE teniendo en cuenta el objetivo compartido de todos estos países: optimizar el uso de antibióticos siguiendo las directrices de la UE.
Maarten Lambert
University of Groningen