Actualidad
Posicionamiento de la Sociedad Murciana de Medicina de Familia y Comunitaria sobre la bolsa de empleo de médicos generales
Fecha de publicación: 13 de junio de 2022
La Sociedad Murciana de Medicina Familiar y Comunitaria (SMUMFYC) quiere expresar su sorpresa y disconformidad con la medida de abrir una bolsa de trabajo específica de Medicina General, adoptada recientemente por el Servicio Murciano de Salud (SMS).
Las funciones de Medicina General están reguladas por la Directiva europea 86/457/CEE, relativa a la formación en Medicina General, estableciendo la necesidad de una “formación específica” para el ejercicio de las funciones de médico general en los regímenes públicos de Seguridad Social de los distintos Estados miembros desde el día 1 de enero de 1995.
El 24 de octubre de 1990, se publicó la Comunicación de la Comisión 90/C 268/02, mediante la que se publicaban las denominaciones de los títulos acreditativos de la citada formación en los diversos Estados miembros. En España, para ejercer funciones de Medicina General en el Sistema Nacional de Salud se ha de estar en posesión del Título de Médico/a especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Actualmente nos encontramos en una situación extraordinariamente grave por la falta de disponibilidad de especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria y esta situación, lejos de mejorar, va a ser aún peor a corto, medio y largo plazo. Es de sobra conocida la jubilación masiva de profesionales en los próximos 3-4 años.
Esta situación es fruto de años de imprevisión política, tanto a nivel regional como nacional, provocada por el cortoplacismo y la adopción de medidas paliativas que dilataran la eclosión del grave problema hasta la siguiente legislatura o mandato y, aunque probablemente se haya acelerado por la pandemia COVID, esta cuestión se venía anunciando repetidamente por sindicatos, colegios profesionales y sociedades científicas desde hace varios lustros sin encontrar respuesta ni interés en la búsqueda de solución.
Hace mucho tiempo que se deberían haber adoptado las reformas y las medidas adecuadas, legales y oportunas para evitar el desastre, con precisión, previsión y provisión. Las medidas arriesgadas y controvertidas de última hora (como la que acaba de adoptar el SMS con la bolsa de médicos generales) pueden dañar más aún la especialidad de MFyC y empeorar el problema.
La contratación de médicos/as sin especialidad para realizar labores propias de los médicos/as especialistas en MFyC no solo va contra la norma europea y nacional que nuestro país ha aceptado sino que, además, está minando el espíritu y la vocación de los estudiantes recién egresados y los residentes de MFyC, que ven cómo se accede a condiciones laborales y económicas similares a las de los médicos/as especialistas sin necesidad de pasar por el periodo formativo vía MIR. Semejante barbaridad no ocurre con ninguna otra especialidad y es una muestra más del maltrato sistemático a la Medicina Familiar y Comunitaria y, por extensión, a la Atención Primaria.
En la actualidad, la medicina que se ejerce en Atención Primaria en nuestro país excede con mucho la idea que se tiene sobre las funciones de la medicina generalista propia de otros tiempos. El hecho de que en muchos ámbitos se apoyen estas medidas como una “solución” a la falta de medicos/as de familia no hace más que demostrar la ignorancia que muchas veces se tiene sobre las tareas y el funcionamiento del primer nivel asistencial del SNS.
Como profesionales que ejercemos en centros de salud y servicios de urgencias hospitalarias y extrahospitalarias, conocemos de primera mano la labor que han venido desempeñando los médicos sin especialidad y sabemos que en muchas ocasiones han tenido que contar con el apoyo, supervisión o consultoría de los médicos especialistas en MFyC para poder prestar una asistencia adecuada, en ocasiones con más apoyo que el que se le ha podido prestar a los propios residentes, que muchas veces conocen mejor no sólo el funcionamiento del sistema sanitario sino el manejo de la patología prevalente con criterios de eficacia, eficiencia y evidencia. No obstante, esta anomalía, lejos de ser transitoria o excepcional, parece tomar camino de convertirse en ordinaria y habitual, y esta medida que se ha tomado refuerza nuestra percepción.
Por tanto, mostramos nuestra disconformidad con la creación de una bolsa de médicos generales sin especialidad vía MIR para desempeñar tareas o funciones de especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria. Instamos a la Administración a que se tomen de una vez medidas estructurales, que implican la creación de un presupuesto propio para AP y un incremento del mismo dedicado fundamentalmente a reforzar los recursos humanos (creación de nuevas plazas para ofrecer contratos de larga duración y estables, que pongan en valor una de las características clave de la Medicina Familiar y Comunitaria, como es la longitudinalidad de la atención sanitaria), incrementar la remuneración por consultas extraordinarias para reducción de listas de espera (esta remuneración ha de ser justa y acorde al sobreesfuerzo que deben hacer los profesionales especialistas de plantilla y que debe ser similar a la de sus compañeros de atención hospitalaria y con las mismas condiciones de agenda,...) e impulsar los cambios legislativos a nivel nacional para recomponer la Atención Primaria.
La supervivencia de la Atención Primaria está en juego y siempre ha estado en manos de la Administración Regional y Nacional poder asegurarla. Por favor, hagan de una vez su trabajo. Nos quedamos sin tiempo.
Las funciones de Medicina General están reguladas por la Directiva europea 86/457/CEE, relativa a la formación en Medicina General, estableciendo la necesidad de una “formación específica” para el ejercicio de las funciones de médico general en los regímenes públicos de Seguridad Social de los distintos Estados miembros desde el día 1 de enero de 1995.
El 24 de octubre de 1990, se publicó la Comunicación de la Comisión 90/C 268/02, mediante la que se publicaban las denominaciones de los títulos acreditativos de la citada formación en los diversos Estados miembros. En España, para ejercer funciones de Medicina General en el Sistema Nacional de Salud se ha de estar en posesión del Título de Médico/a especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Actualmente nos encontramos en una situación extraordinariamente grave por la falta de disponibilidad de especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria y esta situación, lejos de mejorar, va a ser aún peor a corto, medio y largo plazo. Es de sobra conocida la jubilación masiva de profesionales en los próximos 3-4 años.
Esta situación es fruto de años de imprevisión política, tanto a nivel regional como nacional, provocada por el cortoplacismo y la adopción de medidas paliativas que dilataran la eclosión del grave problema hasta la siguiente legislatura o mandato y, aunque probablemente se haya acelerado por la pandemia COVID, esta cuestión se venía anunciando repetidamente por sindicatos, colegios profesionales y sociedades científicas desde hace varios lustros sin encontrar respuesta ni interés en la búsqueda de solución.
Hace mucho tiempo que se deberían haber adoptado las reformas y las medidas adecuadas, legales y oportunas para evitar el desastre, con precisión, previsión y provisión. Las medidas arriesgadas y controvertidas de última hora (como la que acaba de adoptar el SMS con la bolsa de médicos generales) pueden dañar más aún la especialidad de MFyC y empeorar el problema.
La contratación de médicos/as sin especialidad para realizar labores propias de los médicos/as especialistas en MFyC no solo va contra la norma europea y nacional que nuestro país ha aceptado sino que, además, está minando el espíritu y la vocación de los estudiantes recién egresados y los residentes de MFyC, que ven cómo se accede a condiciones laborales y económicas similares a las de los médicos/as especialistas sin necesidad de pasar por el periodo formativo vía MIR. Semejante barbaridad no ocurre con ninguna otra especialidad y es una muestra más del maltrato sistemático a la Medicina Familiar y Comunitaria y, por extensión, a la Atención Primaria.
En la actualidad, la medicina que se ejerce en Atención Primaria en nuestro país excede con mucho la idea que se tiene sobre las funciones de la medicina generalista propia de otros tiempos. El hecho de que en muchos ámbitos se apoyen estas medidas como una “solución” a la falta de medicos/as de familia no hace más que demostrar la ignorancia que muchas veces se tiene sobre las tareas y el funcionamiento del primer nivel asistencial del SNS.
Como profesionales que ejercemos en centros de salud y servicios de urgencias hospitalarias y extrahospitalarias, conocemos de primera mano la labor que han venido desempeñando los médicos sin especialidad y sabemos que en muchas ocasiones han tenido que contar con el apoyo, supervisión o consultoría de los médicos especialistas en MFyC para poder prestar una asistencia adecuada, en ocasiones con más apoyo que el que se le ha podido prestar a los propios residentes, que muchas veces conocen mejor no sólo el funcionamiento del sistema sanitario sino el manejo de la patología prevalente con criterios de eficacia, eficiencia y evidencia. No obstante, esta anomalía, lejos de ser transitoria o excepcional, parece tomar camino de convertirse en ordinaria y habitual, y esta medida que se ha tomado refuerza nuestra percepción.
Por tanto, mostramos nuestra disconformidad con la creación de una bolsa de médicos generales sin especialidad vía MIR para desempeñar tareas o funciones de especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria. Instamos a la Administración a que se tomen de una vez medidas estructurales, que implican la creación de un presupuesto propio para AP y un incremento del mismo dedicado fundamentalmente a reforzar los recursos humanos (creación de nuevas plazas para ofrecer contratos de larga duración y estables, que pongan en valor una de las características clave de la Medicina Familiar y Comunitaria, como es la longitudinalidad de la atención sanitaria), incrementar la remuneración por consultas extraordinarias para reducción de listas de espera (esta remuneración ha de ser justa y acorde al sobreesfuerzo que deben hacer los profesionales especialistas de plantilla y que debe ser similar a la de sus compañeros de atención hospitalaria y con las mismas condiciones de agenda,...) e impulsar los cambios legislativos a nivel nacional para recomponer la Atención Primaria.
La supervivencia de la Atención Primaria está en juego y siempre ha estado en manos de la Administración Regional y Nacional poder asegurarla. Por favor, hagan de una vez su trabajo. Nos quedamos sin tiempo.