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El cigarrillo de Cohen

El cigarrillo de Cohen

Fecha de publicación: 15 de noviembre de 2016
“La utilidad del vivir no está en su duración, sino en su uso. De vuestra voluntad depende, y no del número de años, vivir bastante”.

Cómo el filosofar es aprender a morir. Ensayos.

Michel de Montaigne

 

Se había prometido a sí mismo que si alcanzaba los 80 años volvería a fumar. Para Leonard Cohen era el momento oportuno de recuperar el feo hábito al que tan aficionado fue durante muchos años.


Cohen, siempre tan inteligente, planteaba un dilema clave en materia de salud: puesto que las actividades preventivas suponen una “inversión a largo plazo”, una intervención para evitar daños futuros, ¿Cuándo debemos considerar que ya ha llegado ese futuro? ¿En qué momento la balanza entre los beneficios potenciales de prevenir y el disfrute de ciertos placeres se inclina a favor de éstos?


Esta pregunta se hacía en 2014 en The New York Times Jason Karlawish , profesor de Medicina y Ética Médica en la Universidad de Pennsylvania. No es una cuestión menor: mientras a principios del siglo XX menos de un 1% tenía más de 80 años, la previsiones entre 2000 y 2050 de personas mayores de 80 aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones en el mundo. Buena parte de esa población será objeto de múltiples controles y tratamiento farmacológicos, a menudo dirigida a evitar que ciertas amenazas se conviertan en realidad: infarto, accidente cerebrovascular, cáncer de variados tipos, fracturas de cadera, ya muy pronto demencia. La obsesión por el gimnasio y el ejercicio vigoroso probablemente irá creciendo conforme las generaciones que lo convirtieron en hábito se hagan viejas.


Cohen al llegar a los 80 (y dada su envidiable estado de forma capaz de aguantar giras con decenas de conciertos en cualquier lugar del mundo) podría haber pensado que su edad real fuera bastante menor, quizá 75 , incluso 70. Y prolongar su abstinencia tabáquica hasta los 85, tal vez los 90.


Karlawish describe la variedad de aplicaciones e instrumentos que supuestamente calculan ya desde la edad biológica al riesgo de muerte, y que probablemente muy pronto serán utilizadas por personas incapaces de tolerar la incertidumbre sobre su futuro: ePrognosis supuestamente determina la probabilidad de morir en los próximos 6 meses. Real Age combina diferentes parámetros para determinar la edad que “realmente” uno tiene. En caso de descubrir que se tiene menor edad que la establecida en el carnet de identidad se supone que tendremos mucho más tiempo para seguir aplicándonos actividades preventivas de todo tipo. Como escribía Montaigne: “no hay hombre tan decrépito que no piense que aún le quedan veinte años en el cuerpo”.


Pero, ¿exactamente para qué queremos vivir más años? ¿Para hacer más controles y prevenir lo que es inevitable que ocurra? Mi padre es diabético, resignado a seguir una dieta que limita buena parte de los alimentos que más le gustan. Hace ya tiempo, en un restaurante, pidió de postre un plato muy apetecible pero prohibido terminantemente por su médico. Cuando le pregunté con muy poca convicción de si estaba seguro en pedirlo, me contestó: “Hijo, yo ya estoy amortizado”. Sigue viviendo y comiendo pasteles. De poco sirve vivir si esa vida no permite disfrutarla.


"¿Qué fantasía es esa de esperar morir por el desgaste de las fuerzas que la extrema vejez acarrea y proponerse llegar hasta esa meta, dado que es la clase de muerte más rara de todas y menos usual?”, escibía Montaigne. "Llamámosla a ella natural como si fuera contra natura el romperse el cuello en una caída, ahogarse en un naufragio o verse sorprendido por una pleuresía, como si nuestra condición humana no nos expusiera a todos esos accidentes… Morir de viejos es una muerte rara, singular y extraordinaria y mucho menos natural que las demás”


El buen amigo que me envió el artículo del New York Times y yo esperamos que el señor Cohen haya disfrutado del tabaco en estos últimos años (aunque ninguno de los dos fumamos). En una de sus conferencias Karlawish uno de los asistentes le preguntó que por qué Medicaid, en lugar de dar fármacos para evitar enfermedades no paga una cena a la semana con amigos y un par de copas de vino.


No hace falta que no pague nadie: basta con que guardemos el tiempo suficiente para ello.


Sergio Minué


@sminue


Médico de Familia y Profesor


Escuela Andaluza de Salud Pública


Este artículo ha sido publicado en el Blog El Gerente de Mediado


https://www.youtube.com/watch?v=onr76MAHf0E

En la lista de Spotify de la semFYC para evitar el Burn out #músicapararelajarte hemos añadido dos canciones de Leonard Cohen:

https://open.spotify.com/user/semfyc/playlist/5sYOANKhEftcsYJm4Xogt1