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El incremento de las olas de calor junto con situaciones de pobreza energética expone a la población más vulnerable a riesgos crecientes de salud

El incremento de las olas de calor junto con situaciones de pobreza energética expone a la población más vulnerable a riesgos crecientes de salud

  • En España de 2022, el 16,8% de los hogares en España tuvieron gastos energéticos desproporcionadamente altos en relación con sus ingresos. 
  • La vulnerabilidad energética se define como la propensión de un hogar a no recibir una cantidad adecuada de servicios energéticos, lo que puede derivar en pobreza energética.
  • La pobreza energética afecta especialmente a mujeres jubiladas que viven solas, familias monomarentales en situación de precariedad laboral, personas migrantes y minorías étnicas, especialmente.  
     
Tiempo de lectura: 4 min
Fecha de publicación: 09 de agosto de 2024

9 de agosto de 2024. En 2023, España registró hasta 7.913 defunciones atribuibles al exceso o defecto de temperatura y, en lo que llevamos de año estos fallecimientos debidos a la temperatura ya alcanzan los 1.576; 751 de los cuales de produjeron en el mes de julio pasado. Son datos extraídos del sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) desarrollado en el marco del «Plan de acciones preventivas contra los efectos de las temperaturas excesivas», coordinado por el Ministerio de Sanidad.  Con estas cifras en la mano y en plena canícula veraniega, España hace frente a un nuevo reto en términos de vulnerabilidad energética: la falta de acceso a niveles básicos de energía afecta a millones de personas, agravando la pobreza y la exclusión social, haciendo que sus efectos se agraven durante las olas de calor.  
 

Esta vulnerabilidad energética afecta directamente la Salud, incrementando la demanda en consultas de Atención Primaria. Es por eso, que esta cuestión que preocupa a los especialistas y va a ser uno de los temas que se van a tratar durante el próximo congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) en noviembre de 2024, para tratar de dar respuesta a esa necesidad creciente de la sociedad y de los pacientes. 

// El calor extremo agudiza patologías
Según Sandra Robles, médica de familia y coordinadora del grupo de trabajo de Inequidades en Salud de la semFYC, “la exposición a temperaturas extremas como las olas de calor que se dan en los periodos estivales incrementan el riesgo de patologías producidas por el calor y pueden producir reagudizaciones y/o agravamiento de patologías crónicas, además de la siniestralidad, incluidos los ahogamientos y las intoxicaciones alimentarias”. Todo ello produce situaciones clínicas, de mayor o menor urgencia, que requieren especial vigilancia en las consultas de Atención Primaria.

Es por eso por lo que es de vital importancia el trabajo desarrollado por los profesionales de Atención Primaria, “la longitudinalidad nos ayuda a categorizar el nivel de riesgo de tener problemas de salud por efecto del exceso de temperaturas y poder iniciar acciones que van desde la información de medidas preventivas hasta el seguimiento o activación de redes sociales/familiares, pasando por la revisión y adecuación de los tratamientos ajustándolos a las condiciones ambientales adversas”, añade la especialista en medicina de familia. 

// Impacto en la población y grupos más afectados
Según el Informe de pobreza energética en España de 2022, el 16,8% de los hogares en España tuvieron gastos energéticos desproporcionadamente altos en relación con sus ingresos, y casi un 12% registraron gastos inusualmente bajos. Este fenómeno refleja una pobreza energética oculta, donde el miedo a los altos costos energéticos altera los hábitos de consumo. Otro estudio realizado por la ONG Save the Children (“Pobreza energética en familias con hijos e hijas a cargo en España”) resalta que más del 10% de las familias evitan usar calefactores o aire acondicionado para evitar facturas elevadas. 


En este sentido, la pobreza energética afecta especialmente a mujeres jubiladas que viven solas, familias monomarentales – especialmente las que se encuentran en situación de desempleo y no tienen niveles educativos superiores– personas migrantes y minorías étnicas, así como a individuos con enfermedades crónicas o en situaciones de precariedad laboral, e incluso a las personas que viven de alquiler.

// Los efectos de las olas de calor
Las olas de calor, cada vez más frecuentes tanto en nuestro país como en el resto de los países, incrementan los riesgos de deshidratación, edemas, calambres musculares y problemas de piel. Además, es de sobras conocido que agravan las enfermedades crónicas y aumentan los accidentes cerebrovasculares y los partos prematuros, al mismo tiempo que incrementa la siniestralidad laboral y el tráfico, al igual que las intoxicaciones alimentarias y enfermedades transmitidas por agua y alimentos.

Según el informe MoMo, España registró 3.009 muertes atribuibles al exceso de temperaturas en 2023, de las cuales, un 66% de estas muertes se dieron en el mes de agosto. En este sentido, en los años 2022 y 2023, las visitas a los servicios de urgencias aumentaron un 10% debido a las altas temperaturas, destacando así la necesidad de medidas de prevención y atención.

Ante esta situación, Sandra Robles recuerda que los grupos de población más vulnerables a las olas de calor y las situaciones de riesgo asociadas a ellas son las personas mayores, especialmente las encamadas o con limitaciones de autonomía, los menores de 4 años, lactantes y embarazadas, así como los que tienen enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, EPOC, insuficiencia renal, demencia y/o obesidad, etc.) y aquellas con enfermedades agudas concomitantes. 

Asimismo, el uso de ciertos fármacos como anticolinérgicos, diuréticos, IECA, antiarrítmicos, betabloqueantes, estatinas, antidiabéticos orales, neurolépticos y antidepresivos aumenta la susceptibilidad al calor. 

Y al mismo tiempo, no hay que olvidar a aquellas personas que consumen alcohol y otras sustancias, trabajadores expuestos a altas temperaturas, mujeres en situación de precariedad laboral, los que viven solos y/o en malas condiciones de habitabilidad y los que viven en barrios muy urbanizados, con pocos espacios verdes y de agua o expuestos a niveles elevados de contaminación atmosférica. 

“Se puede decir que la susceptibilidad a las condiciones climáticas no depende exclusivamente de los factores individuales de las personas, si no que tienen una relación importante con las condiciones en las que viven y trabajan, es decir, con los determinantes sociales de la salud”, afirma Robles.  

// Medidas desde la Atención Primaria y soluciones
“La identificación de grupos vulnerables y la difusión del conocimiento son cruciales”, según la especialista en Medicina de Familia. En este sentido, Sandra Robles recomienda la prevención de problemas de salud por temperaturas altas como pueden ser la modificación de tratamientos, así como el seguimiento domiciliario de la población más vulnerable. 

Igualmente, también explica que, a nivel más comunitario, es importante la activación de redes sociales para el acompañamiento y la vigilancia de las personas en riesgo, así como la implementación de recursos de enfriamiento locales accesibles – refugios climáticos- o la recomendación de recursos sociales conocidos – bono térmico o eléctrico-, además de promover hábitos saludables.

De todas maneras, Robles recuerda que además de estas iniciativas “no se pueden olvidar las medidas estructurales que dependen de decisiones políticas como la reducción de emisiones, para luchar contra el cambio climático, la revisión del mercado energético y del acceso a las fuentes de energía y al transporte público; así como también a los refugios climáticos cercanos, las mejoras en la eficiencia energética de las viviendas, y una planificación urbanística consciente.

En conclusión, la lucha contra la vulnerabilidad energética requiere un esfuerzo conjunto de políticas públicas, concienciación social y medidas preventivas para proteger la salud y el bienestar de la población, especialmente en un contexto de cambio climático y olas de calor crecientes.