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ENREDADOS: El caso de Miguel Ángel Máñez

ENREDADOS: El caso de Miguel Ángel Máñez

Fecha de publicación: 14 de mayo de 2016
En nuestra sección ENREDADOS publicamos las crónicas de opinadores líder con gran influencia en las redes sociales, con muchos seguidores y un gran impacto mediático. Este mes publicamos el caso de Miguel Ángel Máñez.


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Sitio web
saludconcosas.blogspot.com


Lo primero es lo primero: no soy médico de familia, ni siquiera soy médico. Soy economista y llevo 15 años dedicado a la gestión de organizaciones sanitarias públicas. En el mundo de las redes empecé en 2007, con un blog llamado Salud con Cosas, que nació principalmente para difundir información que encontraba en la red y también para opinar sobre temas sanitarios de todo tipo. Y claro, 2000 posts después, como podéis imaginar, he escrito de casi todo (calidad, salud comunitaria, ehealth, política sanitaria, vacunas, etc.). El blog me ha servido para muchas cosas, ya que además de la difusión que haces y del intercambio de comentarios y opiniones con los lectores, el proceso de escritura de un blog implica leer revistas y otros blogs, buscar, almacenar y, lo más importante, aprender. Como decía un buen amigo, se aprende más escribiendo un blog que haciendo un master.


Después llegó Twitter. Fue en 2010 cuando aterricé en esta red y admito que al principio llegué con mucho escepticismo. Pero poco a poco me conquistó. ¿Qué es lo mejor de twitter? Te permite conocer a otros profesionales con tus mismos intereses, conectar con grupos, debatir sobre mil y un temas, crear redes de aprendizaje, seleccionar información de interés y aprender (volvemos a lo mismo). De hecho gracias a twitter pude participar en iniciativas como Gripe y Calma, Mi Vida sin Ti, Mírame Diferenciate, etc. Una red infinita, en la que cooperar y colaborar es el eje de todo. Una gran muestra de aprendizaje colectivo... Hace poco lo escribíamos en el blog al hablar de twitter:


Lo primero, es la facilidad para aprender, estar informado, acceder a evidencia y leer lo mejor. Al principio twitter puede parecer el reino de la infoxicación, con tantos enlaces y mensajes, pero al final, cuando veas tu red de conocimiento, es la mejor forma de mantenerse al día. Si confías en 30 usuarios que hablan de tus temas de interés, leyendo sus tuits en una lista, estarás actualizado sin problema. Lo mismo para leer las revistas científicas de tus campos de conocimiento, ya sea el BMJ, el NEJM o el Marca. Todos están en Twitter y además suelen difundir los artículos, sus blogs, etc.


Lo segundo, y no menos importante, es generar una red de personas con intereses similares a los tuyos. Entras en Twitter sin conocer a nadie y poco a poco te vas involucrando en proyectos, difusión de ideas, tweetups, movimientos, o sencillamente vas conversando con otros usuarios. Pertenecer a esas redes sociales de conocimiento otorga mucha potencia a la herramienta, pero donde realmente esta la utilidad es en la conexión que se genera. Y así cuando te preguntan por un paciente experto en diabetes, piensas en Dani. O si hablas de geriatría, te acuerdas de Patricia. Y si te comentan algo de radioterapia, acudes a Tere. O finalmente, si alguien plantea un dilema sobre la atención primaria, los elegidos podrían ser Vicente, Raul, Clara, Fernando, Rosa o Roberto.


Un tercer elemento que nos entusiasma de Twitter es su capacidad de favorecer el activismo. Esa red y esos intereses compartidos ayudan a potenciar la colaboración y así surgen campañas, iniciativas, proyectos en común, etc. Lo más llamativo es que estas campañas están progresivamente sustituyendo el papel de los colegios, sindicatos y sociedades científicas, que ven como su labor de cohesión y apoyo al profesional, se quedan cortas ante la potencia de la web 2.0 para cohesionar a las personas que realmente quieren mejorar el sistema nacional de salud. Y es que: dos tuiteros y un hashtag, iniciativa 2.0 al canto.


Y por fin, Twitter es una herramienta perfecta para el debate y para saber que piensan los profesionales y pacientes. Lógicamente tiene un sesgo muy particular, el propio de las redes sociales (crees que el universo piensa como piensan los tuiteros), pero el alcance es realmente muy amplio. Seguir un hashtag, conocer la opinión de muchas personas sobre un tema concreto, llegar a blogs desconocidos que resumen perfectamente las ideas que pasan por tu cabeza, etc. Puede que no cambie el mundo, pero el debate hoy por hoy también está en la red.


Otra red que utilizo bastante es Linkedin. No solo para contactar con otros profesionales, sino también para generar debate en los grupos. Un buen ejemplo es el grupo Gestión Sanitaria que lanzamos en 2009 y que actualmente supera los 12.000 miembros. Las conexiones online no suelen ser tan fuertes como las presenciales, pero realmente la potencia de agrupar a tantos profesionales alrededor de un tema permite generar conexiones, debates, proyectos e iniciativas muy interesantes.


Podríamos hablar de Pinterest, Instagram y Flickr, como redes de imágenes y fotografías. O de Google Plus, ese quiero y no puedo de Google que casi desbanca a Facebook o Linkedin, pero sigue sin cuajar (y eso que tiene un diseño muy interesante). ¿Un poco friki? Bueno, cada vez menos, sencillamente son herramientas y opciones que están ahí, que son útiles (no todas, está claro) y que nos ayudan a explorar este mundo. Que sí, que hay infoxicación, que tanta red al final nos aleja del mundo real, pero es una oportunidad que no podemos/debemos dejar escapar.


Y la pregunta típica: ¿puede un directivo sanitario tuitear? Debería ser casi una obligación: transparencia, conversación, difusión, debate, accesibilidad y aprendizaje. Lo malo es que el miedo nos paraliza y muchas veces el directivo cree que el silencio y el hecho de pasar desapercibido es lo mejor. Hace falta estar en primera fila, escuchando, comentando y participando, y de esta forma promover entornos de cambio. Una autora bautizó este tipo de comportamiento directivo como liderazgo abierto, y realmente es una buena forma de romper las actuales rigideces de las organizaciones sanitarias.