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La medida más eficaz para prevenir la gripe es la vacunación

La medida más eficaz para prevenir la gripe es la vacunación

Fecha de publicación: 24 de octubre de 2016

La gripe está producida por un virus del tipo ARN. Se transmite vía aérea por los aerosoles o gotitas que se expulsan al hablar, toser o estornudar, o por contacto con las mucosas en superficies contaminadas, al compartir utensilios de comida por ejemplo. Puede contagiar desde un día antes hasta más de una semana tras el inicio de los síntomas, siendo el  periodo de incubación de uno a cuatro días. Además de a los humanos,  también pueden afectar a  aves, cerdos o caballos. El virus tiende a cambiar contínuamente, y así evita la inmunidad adquirida por el huésped; por ello no es una enfermedad  erradicable y hay que fabricar una vacuna distinta anualmente.


Generalmente hay una epidemia estacional invernal anual, y cada 20 o 30 años ocurre un cambio genético mayor en el virus produciendo una pandemia, que produce un alto índice de morbilidad y mortalidad, ya que las personas no tuvieron contacto con virus similares anteriormente como pasa en el caso de las variaciones menores de las epidemias anuales. Del 5 al 20% de la población puede enfermar en una epidemia invernal normal, y hasta el 50% en caso de pandemia.


En una temporada invernal, no todos los síndromes gripales son gripes. Sin embargo, disponemos de una vacuna para este virus, y no para otros que nos producen enfermedades respiratorias invernales.


La gripe epidémica suele tener un curso leve, y la infección natural confiere protección duradera, de décadas. La padecen en mayor número los niños menores de 1 año y las personas ancianas o con enfermedades crónicas.  Sabemos que coincidiendo con la circulación del virus,  existe un aumento de mortalidad por todas las causas en personas ancianas, un aumento de descompensaciones de las enfermedades crónicas y un incremento de las tasas de consulta y hospitalización.


La medida más eficaz para prevenir la gripe es la vacunación. El objetivo principal de las campañas de vacunación es proteger a los grupos de riesgo en los cuales la enfermedad es potencialmente grave por sus complicaciones. También la higiene de manos o evitar la convivencia directa con un enfermo son barreras para prevenir la transmisión de la enfermedad.


La vacuna no puede producir gripe por elaborarse con virus muertos, siendo esta una creencia falsa muy común entre la población. Tienen muy buen perfil de seguridad, con efectos secundarios frecuentes a nivel local de la inyección,  y poco frecuentes generales. La respuesta inmunitaria a la vacuna aparece a las 2-3 semanas, y permanece 6-12 meses, siendo menor en ancianos.


Para que la vacuna sea efectiva es fundamental que haya coincidencia entre los virus incluidos en la vacuna y los circulantes, cosa que no sucede en algunas temporadas en las que el virus varió de forma no esperada.


Las principales indicaciones de la vacunación antigripal son: personas mayores de 60 años, personas de cualquier edad que presenten una condición clínica con alto riesgo de complicaciones como los pacientes crónicos y las mujeres gestantes, aquellas que pueden transmitir la gripe a individuos con alto riesgo (sanitarios, cuidadores,…) y los  trabajadores en servicios públicos esenciales.


No deben vacunarse las personas con alergia al huevo o que hayan tenido una reacción alérgica severa a una vacunación antigripal anteriormente. Tampoco los niños menores de 6 meses.  En caso de padecer fiebre alta por una enfermedad aguda, debe retrasarse la vacunación.


Las recomendaciones para evitar padecer o transmitir la gripe podrían resumirse en:




  1. Si perteneces a grupos de riesgo, vacúnate con la vacuna antigripal estacional.

  2. Si estás embarazada y la epidemia gripal coincide con el segundo o tercer trimestre de gestación, se considera grupo de riesgo, por lo que es aconsejable vacunarse.

  3. Lávate las manos con frecuencia con jabón o soluciones desinfectantes.

  4. Tápate la boca y nariz al toser o estornudar con un pañuelo.

  5. Evita el contacto directo con un enfermo, y compartir sus utensilios.

  6. Ventila las estancias, y limpia con más frecuencia las superficies de objetos en donde hayan podido quedar secreciones contaminadas (pomos de puertas, barandillas, etc.)

  7. Mantén una alimentación variada y realiza ejercicio físico frecuente o diario, por su relación con un mejor estado de salud e inmunidad.


Consulta más información en la página web del Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad.


Grupo de Trabajo en Enfermedades Infecciosas de la semFYC - PAPPS