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Percibiendo lo Imperceptible: La Comunicación Emocional

Percibiendo lo Imperceptible: La Comunicación Emocional

Fecha de publicación: 13 de febrero de 2016
Recuperamos un artículo de David Ferrer Valdés, publicado en el número 2 del Volumen 5 de la revista Dimensión Humana, en Julio de 2001.

 

Citadel reverberates to a thousand voices, now dumb:
What have we become? what have we chosen to be?
Now, all history is reduced to the syllables of our name
- nothing can ever be the same:
Now the immortals are here.


 

Pete Hammill (Still Life)



Una habitación, más o menos iluminada. Un halo de percepción, entro dos miradas.


Un paciente en espera, tensa espera. Un receptor de su sufrimiento al otro lado de la mesa. Las sensaciones se entremezclan entre lo abstracto y lo concreto. El abatimiento del que sufre se abraza a la expectación del que atiende. Se establece la primera comunicación que marcará las reglas del juego. Un juego vital, entro lo perceptivo y lo emocional. Donde ciencia y arte se convertirán en palabra y gesto. Donde el paciente se medirá a las posibilidades de sus miedos y anhelos. Donde el médico interpretará dicha escena ante los atentos sentidos del que se queja.


La palabra, fluido instrumento entre el que expone y el que escucha. El gesto, incunable valor añadido a lo expuesto.
La suma de gestos igual a un mundo de signos que ayudan a desenmarañar los síntomas del sufrimiento.


¿Cuántas veces se ha repetido la escena?
¿Cuánto tiempo ha pasado desde la primera vez?


La evocación me lleva a mezclar escenas, caras y recuerdos. Desde el momento de la primera vez como “sanador” hasta hoy. Encrucijada de caminos, luces, colores y voces. La palabra, forjadora de la verdadera relación entre el que acude y el que atiende. El lenguaje no verbla, verdadero contexto de loa que no se dice pero que se expresa a la perceptible sensación de la emoción (en quien sabe “verlo”).


¡Eso es!
La percepción de las emociones es lo que nos da la verdadera dimensión del sufrimiento. No es a través de las palabras, de los síntomas o de los signos, por sé solos, como llegamos a diagnosticar o “perpetrar” un plan para nuestro peciente.


El imperceptible lamento de lo no “visible” junto al evidente sufrimiento no es más que la suma de palabra más gesto más emoción es igual a comunicación emocional.


Tras meditar y reposar la experiencia de lo leído, lo vivido y lo escuchado como médico, tan sólo puedo adivinar una pequeña señal y es la de ahondar en el abordaje emocional-contextual de la palabra y el gesto del que acude a buscar ayudo en lo concreto de una mesa – consultorio.


Tras el profesional de sanar se erige todo un mundo de ciencia, arte, magia y… ¡Entonces!, y tras ese imperceptible fondo bate y late un  nudo de vida insondable, donde mucho empiezan a buscar la dimensión de una nueva forma de tratar y de curar.


Aunque las circunstancias temporales y espaciales sean diferentes, siempre habrá un médico (el que escucha-receptor) y un paciente (el que dice-emisor) y entre ambos se establecerá una comunicación global (igual a emocional) que dirimirá el vector-resultante de ambas fuerzas activas: la empatía / antipatía.


En lo meramente perceptible gastamos nuestras fuerzas. Ante lo imperceptible solemos improvisar sin darnos cuenta, que probablemente, lo imperceptible (lo emotivo) es lo que acaba por desequilibrar el fiel de la balanza. Estudiamos y nos formamos en lo perceptible, sin entrar a reparar en lo imperceptible.


Cada vez más me apercibo de lo poco que sabemos y de cuánto camino hay que recorrer. De los silencios que hay que aprender, que no del ruido… que por sí solo se pone en evidencia.


De la espureidad de los momentos hay que aprender lo imperceptible para poder saborear el trocito de eternidad de las verdaderas relaciones humanas que entretejen el hilo de la vida.


Hers forever,
hers forever,
hers forever,
in Still Life.


DaniValdes

David Ferrer Valdés
ABS Vilafranca Urbana. DAP Alt Penedés-Garraf