Urbanismo y Salud
La ordenación del territorio tiene importantes implicaciones en la salud de las poblaciones. Según Lalonde, el nivel de salud de una comunidad estaría influido por 4 grandes grupos determinantes:
- La biología humana
- Los estilos de vida
- El sistema de asistencia sanitaria
- El medio ambiente
Urbanismo y salud han mantenido una relación inextricable desde hace varios siglos, desde los postulados del corpus hippocraticum sobre “aires aguas y lugares” pasando por el siglo XIX en el que la acción urbanística fue una herramienta útil frente a las epidemias del cólera y tuberculosis, hasta nuestros días. Y, sin embargo, aquello que se mostró como eficaz ayuda ante las enfermedades favorecidas por el hacinamiento y la falta de saneamiento puede volverse en nuestra contra con la expansión urbana, el desarrollo del automóvil, el incremento de la contaminación atmosférica, la reducción de los nexos sociales y culturales y el distanciamiento de la naturaleza. El 56% de las ciudades de países de ingresos medios y altos no cumple con los niveles seguros de calidad del aire de la Organización Mundial de la salud (OMS).
Esta contaminación, inadvertida, contribuye al desarrollo de algunas de las enfermedades más prevalentes como asma, EPOC, ictus, enfermedad cardiovascular y cáncer de pulmón. Dentro de 30 años 7 de cada 10 personas vivirán en entornos urbanos. Son numerosos los estudios científicos que asocian los espacios verdes a un gran número de beneficios para la salud, entre ellos, la reducción del estrés, la mejora de la capacidad de atención, el desarrollo emocional y el incremento de la actividad física y del bienestar autopercibido.
El aislamiento del individuo en los núcleos urbanos es cada vez mayor. La soledad no se limita ya a personas ancianas, sino que se extiende hasta la mediana edad. En los tiempos de la hiperconectividad el fenómeno de la soledad tiene mayor incidencia en las grandes ciudades y pierde magnitud en las zonas más despobladas. Una de cada 5 personas entre 18 y 50 años de clase media sufre soledad persistente. Es nuestro deber mantener el equilibrio entre el desarrollo y la protección del entorno y por extensión, de nuestra salud. Como agentes sociales de cambio tenemos la oportunidad de defender y promover un “urbanismo que favorezca la salud”. Este concepto fue introducido por el Programa Europeo de Ciudades Sanas a partir de los trabajos llevados a cabo por Barton en esta red y en él subyacen los valores de igualdad, cooperación intersectorial y participación, la “santé pour tous” de la OMS.
¿Qué actuaciones podemos promover en nuestras comunidades actuando a escala local?
1. Vigilancia de los riesgos para la salud:
Contaminación atmosférica, ruido, alérgenos aerotransportados, materiales de construcción sanos.
2. Promover comportamientos favorables a la salud de los individuos (actividad física y alimentación)
3. Creación de rutas verdes activas:
Red de rutas predefinidas por el entorno urbano y periurbano con estaciones para la realización de actividad física y puntos de encuentro para el desarrollo de actividades comunitarias. Inclusión de las zonas verdes, colegios e institutos.
4. Favorecer desplazamientos activos:
Incentivar el desplazamiento a pie. Ubicación próxima al domicilio de los bienes y servicios de primera necesidad.
5. Acondicionamiento de espacios de encuentro:
Crear espacios y actividades para la interacción social que promuevan el bienestar físico y psicológico de los usuarios.
6. Evaluación de las necesidades de la población respecto al envejecimiento:
¿Habéis puesto en marcha alguna de estas actuaciones? ¿Cuál ha sido el resultado?
Estamos deseando conocer vuestras experiencias.
Podéis escribirnos en Twitter a @GdT_SP_semFYC
Inés Marcos Romero
MIR Medicina Familiar y Comunitaria
CS- La Alamedilla, Salamanca