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Ester Armela: "Los pacientes del Darién necesitan mucho más cuando entran en la consulta que lo que aparentemente tienen"


En esta entrevista, hablamos con Ester Armela, médica de familia y miembro de la semFYC, quien comparte su experiencia en una misión humanitaria única en el Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia. Como integrante del equipo START, Ester se unió a esta misión en un contexto complejo: brindar atención médica en medio de una crisis migratoria internacional. En su relato, nos cuenta los retos que enfrentó, las lecciones que aprendió y cómo su formación y vivencias previas influyeron en su decisión de formar parte de este equipo. Además, nos ofrece una visión profunda sobre el impacto de su labor en las comunidades locales y migrantes, así como los desafíos emocionales y profesionales que marcaron esta misión en la selva del Darién.
 

Fecha de publicación: 20 de diciembre de 2024

¿Qué te motivó a unirte a esta misión en el Darién y formar parte del equipo START?  

Esta misión del equipo START ha sido la primera misión que se ha acudido ante un problema humanitario derivado de una crisis migratoria internacional, hasta ahora, se había desplegado el hospital del equipo START en catástrofes internacionales como ciclones, terremotos etc, el hecho de movilizar equipos de profesionales del START a una misión diferente me llamó mucho la atención. De todas formas, la activación de los profesionales del START conlleva un proceso de selección ante el ofrecimiento de disponibilidad por nuestra parte, en mi caso, inicialmente me quedé en el grupo de suplente y por suerte, finalmente, pude participar. 

¿Habías participado antes en misiones humanitarias similares? Si no, ¿por qué decidiste dar este paso ahora?  

Con el equipo START participé en la primera misión que se realizó, en el año 2019 en Mozambique tras el paso del ciclón Idai. En aquella ocasión, se desplegó el hospital completo (EMT II), formé parte de la segunda rotación en la que trabajamos 15 días y a continuación realizamos el cierre del hospital y repliegue del equipo. También tuve la oportunidad de trabajar en el terremoto de Turquía en febrero de 2023 con un equipo de búsqueda y rescate al que pertenezco como médico del SUMMA112. 
Por otro lado, el año pasado solicité un permiso por cooperación sanitaria para unirme a una ONG y participar de una brigada sanitaria en la selva de Bolivia, prestando asistencia a poblaciones indígenas.
Por tanto, cuando en agosto recibimos la primera noticia que se estaba organizando esta misión, no tuve la menor duda que quería participar.

¿Cómo influyó tu experiencia profesional previa en la decisión de unirte a esta misión?  

Yo soy médico especialista en medicina familiar y comunitaria, además, realicé el máster en urgencias, emergencias y catástrofes. He trabajado en atención primaria, en urgencias de áreas rurales, en urgencias hospitalarias y en el momento actual trabajo en un servicio de urgencias extrahospitalarias. Toda mi experiencia profesional me ha aportado algo que me llevo a las misiones como ésta en la selva del Darién. Lógicamente el tener tan reciente una experiencia en cooperación sanitaria como la que hice el pasado año en Bolivia me ayudó mucho a entender qué tipo de población local era, es importante conocer su cultura para poder brindar una mejor asistencia. 

Fuente: AECID

¿Qué experiencias más significativas viviste durante tu participación en la misión en el Darién?

La enorme diferencia de participar en una misión con el equipo START de los chalecos rojos sólo 12 profesionales, sin despliegue del hospital pero con necesidades logísticas y sanitarias en el terreno. Ha sido una experiencia muy gratificante, muy enriquecedora y muy positiva, tanto para mi, como para el START pero sobre todo para la población y los pacientes que pudimos atender. 

Es una misión diferente a las anteriores, en la que las principales dificultades eran llegar a la población, integrarnos y trabajar allí. Donde además el porcentaje más alto de los pacientes que llegaban a la consulta eran de más de 70 países diferentes, no todos de habla hispana. Una pequeña consulta sanitaria en el primer paso de una ruta migratoria tras varios días atravesando una selva. Sin embargo, a la vez fueron esas circunstancias la que han hecho que sea tan especial.

¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentó el equipo durante el despliegue?

Esta misión tuvo varios retos, el primero a nivel personal es adaptarse a un clima tropical, a vivir en una comunidad inmersa en la selva, protegiéndose de los posibles vectores de enfermedades, los mosquitos principalmente y conviviendo con una población indígena en su pequeña comunidad. A nivel profesional el reto en este caso es ser capaz de aportar a los pacientes algo de lo que necesitan cuando acudían a la consulta, teniendo en cuenta que son migrantes que se encuentran en un tránsito muy largo sin mucho más acceso a asistencia. Esto supone adaptar tratamientos habituales a las circunstancias. Y por último el reto personal y profesional de que esta experiencia me enriqueciera y me hiciera crecer. 

¿Qué impacto tuvo el hospital de campaña en las comunidades locales y migrantes que atendieron?

En este caso no se desplegó el hospital, tan sólo los profesionales en pequeños equipos durante 2 meses, fuimos 6 rotaciones. La primera de ellas de logistas y una enfermera que tuvieron como objetivo el encontrar y adecuar una vivienda y una consulta. A continuación, en turnos de 15 días con un pequeño solape fuimos 5 rotaciones de profesionales sanitarios, médicos de urgencias, pediatras, matronas, enfermeras, epidemiólogos, logistas, cocineros y los coordinadores de la misión. Trabajamos en apoyo al MINSA (Ministerio de Salud de Panamá) en la asistencia de población local y de migrantes. Un pequeño consultorio abierto 12 horas al día en una población de 300 habitantes por la que transitan a diario, en ocasiones más de 1000 migrantes que atraviesan la selva desde Colombia a Panamá. 

¿Cómo fue la colaboración con las autoridades locales y otros actores en la región?

La colaboración con las autoridades locales y con otras ONGs y entidades desplegadas en el lugar fue muy buena, Cruz Roja Panameña era el principal enlace entre todos, más de 10 ONGs en terreno (UNICEF, Médicos del Mundo, HIAS, Médicos sin Fronteras, entre otras). El MINSA tiene un consultorio en el que recibían todos los pacientes y nos derivaban a nosotros parte de ellos. Además con el servicio de fronteras del país y migración nuestros coordinadores de misión tenían una buena colaboración. Y por último a nivel local la autoridad de la pobación la Noucó (en Bajo Chiquito era una mujer, la señora Esmeralda) nos ayudó y facilitó mucho nuestro trabajo allí. 

Fuente: AECID

Fuente: AECID

¿Qué aprendizajes personales y profesionales te llevas de esta experiencia?

A nivel profesional en la consulta, la mayoría de las necesidades sanitarias de los pacientes eran sencillas, analgésicos para el dolor muscular y articular, curas de heridas, valoración de lesiones cutáneas, todo ello no requería grandes diagnósticos ni tratamientos muy complejos. Sin embargo, desde el primer día aprendí que los pacientes del Darien necesitan mucho más cuando entran en la consulta. Te das cuenta y lo notas desde que ves a los pacientes cómo llegan del río, esperando en la fila de migración, perdidos por la calle principal del pueblo por la que caminan con las piernas abiertas, cojeando, mojados, algunos muy sucios, sin apenas objetos personales. Y ahí, es donde cada uno intentamos brindarles, un poco de calma, de admiración por su valentía, de ánimo para todo lo que les queda, un espacio donde además puedan ellos expresar cómo se sienten y ahí es donde también se te graban en el alma sus expresiones. A veces sientes impotencia porque crees que haces menos de lo que realmente necesitan; frustración al ver el contraste por la desesperación del ser humano, por un lado, lo que somos capaces de hacer por buscar oportunidades: la frase más repetida de los pacientes también es "esto lo hago por mi familia, por mis hijos". Y, por otro lado, las atrocidades que el ser humano también es capaz de hacer y cómo muchos miran hacia otro lado.



Y al cerrar la consulta, los pacientes siguen contigo, en ocasiones “vuelven” contigo a casa, porque es necesario gestionar todas esas emociones, algunas compartirlas, otras simplemente ordenarlas en ese lugar que necesitas que se alojen.

Nos llevamos la sensación de injusticia en el mundo, nos sorprende la solidaridad que surge dentro de la selva, las historias que te cuentan de cómo se encuentran por el camino y se apoyan, se ayudan aun no teniendo nada. Y al cerrar la consulta, los pacientes siguen contigo, en ocasiones “vuelven” contigo a casa, porque es necesario gestionar todas esas emociones, algunas compartirlas, otras simplemente ordenarlas en ese lugar que necesitas que se alojen. Pero allí cada día que cerraba los ojos, antes de dormir, me sentía bien, incluso afortunada y orgullosa de haber sido capaz de aliviar parte de las heridas, pero, sobre todo, del sufrimiento con el que han llegado. Y al despertar día a día, era capaz de volver de nuevo a la consulta con una SONRISA para continuar. Para mí este es el mejor aprendizaje que intentaré trasladar a mi día a día en el trabajo. 

¿Alguna historia o caso que hayas atendido te marcó especialmente?

Recuerdo un paciente con una fractura en el pie que gritaba de dolor con sólo acercarnos a explorarle hasta que nos pidió cerrar la cortina para que su hermano menor no le viera y ahí, literalmente, se rompió, ese enorme hombre con un pequeño hueso fracturado y sin embargo roto en mil pedazos apoyado en mi hombro llorando sin parar... Pasa igual con los padres que no pueden poner una mala cara delante de los niños y en cuanto no están mirándoles ves sus ojos vidriosos y alguna lágrima que se escapa. Imposible olvidar cómo una joven de tan sólo 18 años que migraba con su primo, sufrió violencia sexual y encontraron un muchacho, de su mismo país que desde entonces no la dejó sola ni un momento, incluso en la consulta era él quien la calmaba y cuidaba, por supuesto con los ojos llenos de lágrimas al escucharla y así podría seguir...

¿Qué recomendarías para mejorar futuros despliegues en contextos similares?

Quizá sería bueno hacer una prospección más detallada de las necesidades para poder realizar el abastecimiento de medicamentos, en este caso fue difícil porque el flujo migratorio era muy variable. También echábamos de menos poder saber qué acceso a la asistencia sanitaria tendrían los migrantes en su largo trayecto, la información al respecto en ocasiones era escasa. Incluso, me atrevería a soñar y  poder desplegar diferentes equipos del START en puntos de la ruta migratoria claves. 

"Echábamos de menos poder saber qué acceso a la asistencia sanitaria tendrían los migrantes en su largo trayecto, la información al respecto en ocasiones era escasa"


¿Cómo respondieron las comunidades locales a la presencia del equipo START?

La acogida y trato de las comunidades locales fue muy buena, son población indígena de la tribu de los Enberá, las poblaciones pequeñas localizadas a las ortillas del río Turquesa, sin agua corriente ni electricidad y por supuesto sin asistencia sanitaria cercana, ellos deben desplazarse hasta 4 horas en canoa para acceder a un recurso sanitario y llegar a la capital del país para ser atendidos por un especialista como un pediatra. Por la mañana atendíamos población local que venía de comunidades vecinas, sobre todo mujeres embarazadas y niños. Muy agradecidos por tener a profesionales sanitarios tan cerca. También sentimos que el ser españoles les transmitía confianza y seguridad. Nos ofrecían productos locales como frutos, nos contaban cómo es su cultura incluso en mi rotación pudimos participar de la fiesta patria (día de la independencia) el 4 de noviembre, hasta nos pintaron como miembros de la tribu Emberá. 

¿Qué avances o cambios observaste en las condiciones sanitarias de la región tras su intervención?

La AECID consiguió realizar un convenio con Cruz Roja Panameña para desplazar allí un médico, un pediatra y un enfermero que se solaparon con la última rotación del START y continúan a día de hoy y durante un año la asistencia en el consultorio que se creó. Por tanto, la población local y sobre todo los migrantes, todos ellos pacientes del Darien tendrán ese servicio de salud en apoyo al servicio de salud de Panamá en su Comunidad. 

¿Cómo se gestionó la salud mental y el bienestar del equipo durante y después de la misión?

El equipo START tiene un convenio con la ONG Médicos del mundo para el apoyo psicosocial en las misiones, yo tuve la suerte que al ser la cuarta rotación se pudo organizar una sesión pre-misión y otra post-misión para los profesionales que participamos. Fue muy importante y muy productiva. Además, en el terreno los compañeros de la ONG desplegados allí también tuvieron una pequeña sesión con nosotros a mitad de la rotación. Desde el inicio se dieron cuenta que se trataba de un lugar con unas condiciones climáticas difíciles, un lugar sin comodidades que podía condicionar incluso nuestro descanso y sobre todo, con una carga emocional muy alta por las condiciones en las que llegaban a la consulta los pacientes. Médicos del mundo trabajaba en el terreno con los pacientes y con los profesionales que estábamos allí desplegados. En este punto tengo que decir también que el equipo de compañeros con los que compartí la misión ayudó muchísimo a que la experiencia fuera tan enriquecedora, todos tuvimos en cuenta desde que nos conocimos en el aeropuerto que éramos un equipo, que debíamos, además de atender pacientes, cuidarnos a nosotros y eso fue así en mi rotación, algo que agradezco y de lo que me siento muy orgullosa. 

En el siguiente video publicado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID):