Eutanasia y emoción: lo que la ley no ha tenido en cuenta
En España, la eutanasia es legalizada mediante la Ley Orgánica 3/2021 que se aprueba el 24 de marzo, entrando en vigor el 25/06/21. Esta ley introduce en el ordenamiento jurídico un nuevo derecho individual en favor de la autonomía de las personas a disponer de su vida, y a solicitar la asistencia de “ayuda para morir”; pero también incluye una nueva prestación en la cartera común de servicios del Sistema Nacional de Salud. El paciente puede elegir el médico responsable en esa prestación, quien tendrá a cargo tanto la coordinación de toda la información como la asistencia sanitaria, por lo que no es extraño pensar que con frecuencia designará a su médico de Atencion Primaria. En el Informe Anual 2021 de la prestación de ayuda para morir (elaborado por el Ministerio de Sanidad) ya se recogen datos como: “el médico responsable fue aproximadamente en el 57% de los casos un médico de familia (seguido de neurólogos, médicos internistas, oncólogos…)”; “Con una mayor parte realizada en domicilios”. (1)
No cabe duda de que la aprobación de esta ley ha supuesto para los médicos un gran reto. Por un lado, es difícil entender su aplicación fuera del contexto de una relación clínica significativa, o que sea realizada por profesionales no sanitarios u otras personas dispuestas para ello. Y, por otro lado, es difícil participar en garantizar el derecho reconocido por la ley sin sentir que el código deontológico profesional es vulnerado. La ley de la eutanasia ha proporcionado una solución jurídica, pero no necesariamente ética ni deontológica. (2), (3)
Como médicos de familia, nuestro papel esencial es acompañar y ayudar a nuestros pacientes a lo largo de su vida, siendo especialmente relevante este acompañamiento en el momento final, donde nuestra labor de continuidad, accesibilidad, cuidado integral, … no es opcional. Es esta relación y comunicación continua, la que nos posiciona cercanos a la historia personal y familiar de los pacientes, una visión holística que puede ser la mejor garantía para respetar sus derechos y dar respuesta sus necesidades. (4)
Pero… ¿Estamos preparados para gestionar la carga emocional que lo acompaña?
Independientemente de nuestra posición personal ante la ley no podemos ignorar que la eutanasia es un proceso difícil y que, inevitablemente, genera respuestas emocionales que no tenidas en cuenta podrían convertirse en riesgo de desgaste profesional. (5), (6)
La tristeza, junto con el miedo, son posiblemente las emociones más frecuentes ante una petición de “ayuda a morir”. Deben ser especialmente superadas en el momento de llevar a cabo la prestación, donde el profesional además precisa dar apoyo y acompañar a paciente y familiares hasta el momento del fallecimiento.
El miedo puede acompañar a los profesionales en este proceso durante el momento deliberativo, inseguros de poder ofrecer neutralidad e información objetiva sin influenciarla por valores o creencias personales. También se puede activar esa respuesta de estrés ante la incertidumbre de un procedimiento desconocido en técnica y en gestión. La cultura respecto a la muerte en nuestro país (simbología, ideología, prejuicios…) es otra causa de miedo a “provocar la muerte de una persona”.
La tristeza seguramente se hace muy significativa entre los profesionales que eligen el derecho a la objeción de conciencia, reconocido y regulado por la ley, ya que ser objetor en la ayuda a morir implica no poder acompañar en el proceso deliberativo, lo que puede percibirse como “abandono” del paciente en su etapa final.
La ira es también una emoción que puede surgir ante la dificultad de compaginar este proceso con la sobrecarga habitual de las consultas; se requiere tiempo para entrevistas empáticas y basadas en la confianza, algo difícil ante la elevada presión asistencial, lo que implica muchas veces dedicación extra fuera de la jornada laboral. Puede además manifestarse, en diferentes grados, si consideramos esta ley como una respuesta al fracaso en cuidados paliativos suficientes y adecuados, o como necesidad de la sociedad para “medicalizar” la muerte; o incluso como una alternativa sobre la que no se nos ha permitido reflexionar, provocando necesidades que no se están satisfaciendo para los profesionales.
La alegría como sensación de satisfacción por el trabajo realizado con el que se ha dado respuesta a la petición de un paciente es también difícil de gestionar cuando el resultado es la muerte.
No gestionar las emociones que surgen al tratar con la muerte puede provocar una respuesta desadaptativa en los profesionales que, involuntariamente, los conduzca a deshumanizar sus cuidados. Este riesgo emocional se conoce como fatiga por compasión (síntomas físicos y emocionales con disminución de sentimientos compasivos hacia los demás, resultado de una exposición prolongada al sufrimiento). En España, debido al reciente desarrollo de la Ley de eutanasia, no existe suficiente evidencia científica con relación a la fatiga por compasión por este proceso, aunque sí hay estudios que detectan altos niveles en otras profesiones que llevan años practicando la eutanasia. (7)
Tomar una decisión ante una petición de eutanasia desencadena respuestas emocionales en los profesionales que deben ser abordadas, algo que no ha contemplado la legislación. La gestión de las emociones es una necesidad que precisa habilidades de afrontamiento (compartir experiencias, trabajar la resiliencia, constituir equipos de referentes, …), además de formación y apoyo institucional.
El desarrollo de un proyecto de formación posgrado, continuo y apoyado en Inteligencia Emocional, permitiría sensibilizar a los profesionales y proporcionar estrategias basadas en habilidades como: autoconocimiento (conciencia emocional); autocontrol (reconocer la emoción, buscar una respuesta reflexiva, y después actuar); automotivación (“¿Qué puedo aprender de esto?”); empatía; habilidades de relación (asertividad). (8)
Los profesionales sanitarios, vinculados hasta ahora solo con el cuidado de la salud y el respeto por la vida, necesitan preparación dirigida a gestionar emocionalmente este proceso de “ayuda a morir”. Solo así la aplicación de la ley podría ser impartida de forma adecuada, humana y respetuosa con pacientes y profesionales.
María Jesús Fernández Lerones
Integrante del Grupo Salud Basada en Emociones
Bibliografía
(1) Informe anual 2021 de la prestación de ayuda para morir. Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia. Ministerio de Sanidad. Gobierno de España. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/eutanasia/docs/InformeAnualEutanasia.pdf
(2) Coscollar C. Eutanasia, ética, dignidad, compasión y atención primaria. Folia Humanística, 2022; 8 (2) 21-36. http://doi.org/10.30860/0090
(3) Novoa-Jurado, A. Melguizo-Jiménez, M. La Medicina de Familia ante la ley sobre la ayuda médica para morir: responsabilidad y garantías. Atencion Primaria 53 (2021). Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-pdf-S0212656721000925
(4) Pérez Milena, A. La medicina de familia ante la regulación de la eutanasia: una visión holística al final de la vida. Med fam Andal Vol. 22, Nº. 1, enero-abril 2021.
https://www.samfyc.es/wp-content/uploads/2022/04/v22n1_editorial_eutanasia.pdf
(5) Cuenca Velasco, C. Perspectivas ante la eutanasia regulada en España. Monográfico, Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León. 20 de febrero de 2021. Disponible en: https://www.copcyl.es/wp-content/uploads/2021/03/CONSUELO-CUENCA-MONOGRAFI%CC%81A-EUTANASIA-.pdf
(6) Bátiz, J. Consecuencias de la eutanasia para la profesión médica. médicos y pacientes.com. Madrid 24/07/2018. Recuperado de: https://www.medicosypacientes.com/opinion/dr-batiz-consecuencias-de-la-eutanasia-para-la-profesion-medica
(7) Llorente-Alonso, M. Fatiga por compasión, valores y eutanasia. Boletín Informativo del Colegio Profesional de Diplomados en Enfermería de Soria. Marzo, 2021; Nº 47 https://enfermeriasoria.com/wp-content/uploads/2022/02/Sbes-2022-3.pdf
(8) García Perez, P. La inteligencia emocional como principal estrategia para los profesionales de enfermería ante el proceso de morir de sus pacientes. Trabajo Fin de Grado. Madrid, abril de 2018. Recuperado a partir de: https://repositorio.comillas.edu/jspui/bitstream/11531/35962/1/PFG000921.pdf