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#HemosLeído: Contabilizando el exceso de mortalidad y años potenciales de vida perdidos en la población negra de Estados Unidos (EE. UU.) en el periodo 1999- 2020

#HemosLeído: Contabilizando el exceso de mortalidad y años potenciales de vida perdidos en la población negra de Estados Unidos (EE. UU.) en el periodo 1999- 2020

Isabel Becerra, del Grupo de Trabajo de Inequidades en Salud de la semFYC, analiza en este #HemosLeído el estudio Excess Mortality and Years of Potential Life Lost Among the Black Population in the US (“Exceso de mortalidad y potencial de vida perdidos entre la población negra de Estados Unidos”), publicado por la revista JAMA en mayo de 2023.

Tiempo de lectura: 10 minutos
Fecha de publicación: 06 de diciembre de 2023

En este trabajo se evalúan los certificados de defunción de EE. UU. entre 1999-2020, para así examinar tendencias en mortalidad y años potenciales de vida perdidos entre población blanca y negra, con un foco particular en el año 2020 para observar el impacto de la pandemia COVID-19.

Desde 1999 hasta 2020, se estimó que hubo 1,63 millones de muertes en exceso entre la población negra en comparación con sus contrapartes blancas: 628,464 mujeres negras y 997,623 hombres negros. Estas muertes en exceso resultaron en un total de 35 millones de años y 47 millones de años de vida potencial perdidos en exceso entre mujeres y hombres negros respectivamente.

Se observó cierto progreso en la reducción de las diferencias de mortalidad hasta principios de la década de 2010. Sin embargo, este progreso se estancó hasta 2019 y empeoró sustancialmente en 2020, coincidiendo con la pandemia de COVID-19. La pandemia se convirtió en una de las principales causas de mortalidad en exceso, sumándose a las habituales enfermedades cardíacas y el cáncer, con tasas de mortalidad particularmente altas entre la población negra. Entre las mujeres negras, el COVID-19 fue la segunda causa después de las enfermedades cardíacas. Se alcanzaron cifras no vistas desde hacía décadas.

Las disparidades en la mortalidad en exceso fueron más pronunciadas entre los lactantes, con ratios de mortalidad entre negros y blancos superiores a 2.3 para aquellos menores de 1 año. Las muertes en exceso también fueron significativas en la adultez temprana, lo que podría interrumpir la productividad y contribuir a las disparidades raciales generacionales.

El estudio reconoce limitaciones, incluyendo inexactitudes en la identificación de raza y etnia en los certificados de defunción e incertidumbres en la notificación de las causas de muerte, especialmente en 2020. Además, destaca la necesidad de nuevas estrategias para abordar estas diferencias, incluyendo políticas para combatir el impacto del racismo estructural, las necesidades sociales no satisfechas y el sesgo sistémico como causas fundamentales de estas inequidades en salud. También se sugiere que la publicación de informes anuales con estadísticas basadas en la raza (como los años potenciales de vida perdidos) podría servir como medida útil para evaluar el progreso hacia la equidad en salud.

En conclusión, revisiones como esta (y otros #HemosLeído anteriores) han de remover e impulsar debates imprescindibles para que se materialicen cambios reales en la

planificación y ejercicio de la asistencia sanitaria. La atención primaria es el lugar de partida idóneo para desaprender y reconstruir un sistema sanitario que no consigue ser equitativo y que acaba siendo racista. Otras inquietudes interesantes y complejas se vislumbran al plantearse de qué manera registrar en la historia clínica de los pacientes la raza o etnia para facilitar el estudio de este eje de desigualdad.