Inteligencia Emocional sanitaria para médicos y médicas de familia en tiempos de COVID-19
El texto ha sido elaborado por el Grupo de Trabajo de Salud Basada en Emociones de la semFYC y utiliza la letra C como base de las cuatro partes en que se divide: Cuida de ti; Conserva tu equilibrio; Cuida del paciente y sus familiares; y Cuida de tu equipo.
La primera de ellas se completa con un decálogo en el que se recomienda a los facultativos que cuiden sus necesidades básicas (alimentación, actividad física, descanso…); panificando la jornada a primera hora del día; sin dejar de observar y aceptar sus emociones; explorando sus sentimientos y el lenguaje con el que se habla; enfocándose en lo que sí se puede hacer desde un punto de vista realista; apoyándose en su red de afectos; sin exceso de información; cultivando los estados emocionales positivos; y sin sentir miedo a pedir ayuda si es necesario. Por supuesto, todo esto, con momentos de desconexión.
Es fundamental para los médicos y médicas de familia conservar su equilibrio físico (actividad física, alimentación equilibrada, descanso y luz solar); mental (por ejemplo, conectándose con su vocación de servicio) y emocional (sin temer expresar lo que se siente, incluso mediante la creatividad, empleando el sentido del humor y haciendo respiraciones).
El cuidado de los pacientes y sus familiares debe hacerse transmitiendo serenidad y esperanza; comunicando con conciencia, con lenguaje sencillo, sin tecnicismos, de forma progresiva. El médico debe tener la seguridad de que se comprende lo que se dice. Al tiempo, se debe facilitar la comunicación con familiares si es posible. Y facilitar la expresión emocional del paciente aislado, incluso al final de la vida, si es necesario. Pero sobre todo, hay que recordar que las personas se mueren, no «se nos mueren».
A la hora de cuidar al equipo, es importante comunicarse con los compañeros de manera clara, incluso con mimos. Hay que tener en cuenta que mantener el contacto con los compañeros protege del aislamiento, eso sí, respetando las diferencias. Es un buen momento para practicar la empatía, ahora que muchos profesionales no están en sus puestos habituales y que no se está realizando el trabajo con normalidad. Si, en este momento se está aprendiendo más que nunca, poniendo de relieve habilidades de las que no se era consciente hasta hace poco que se tenían.
Cuidémonos para poder cuidar. Ahora más que nunca.
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