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La autoeficacia como un recurso fundamental en nuestras consultas. Algunas propuestas

La autoeficacia como un recurso fundamental en nuestras consultas. Algunas propuestas

No resulta ajeno que en los últimos años la situación de la Medicina y en particular de la Atención Primaria, se transformó en un terreno fértil para que muchos de los que trabajan en ella, experimenten una batería de emociones que interfieren en general de forma bastante negativa, con la capacidad de disfrutar de lo que hacen y en cierta medida, con el desempeño en su trabajo. 

Fecha de publicación: 22 de enero de 2025

Aun así, los profesionales mantienen su compromiso, la responsabilidad y el deseo de ayudar y atender adecuadamente a sus pacientes. 

Sin duda alguna, para que esos valores se mantengan y nutran una Atención Primaria de calidad es fundamental implementar cambios y estrategias que se aboquen al cuidado de los propios profesionales como el activo más valioso en la labor de cuidar la salud de otros. 

Por lo tanto, y aunque hay aspectos que dependen del sistema y de las administraciones, es fundamental considerar que el primer paso para el cambio empieza en uno mismo. 

Surge la pregunta: ¿Nos creemos capaces de hacer eso? 

Comúnmente emergen respuestas que inducen a pensar que no:  

“Porque está todo mal; porque no se puede solucionar nada; porque los pacientes son muy demandantes; porque no tenemos tiempo; porque nadie nos hará caso; porque estoy cansado/cansada; porque todo muy lindo en la teoría, pero después en el día a día, es otra cosa.” 

Esa narrativa sustentada en la vivencia de lo que comentan otros y en la propia experiencia, condiciona con demasiada frecuencia un estado de indefensión aprendida, que en sí mismo ejerce de obstáculo para cualquier cambio favorable.  

No obstante, existe un antídoto para esta indefensión aprendida, que es la autoeficacia. 

Conceptualmente la autoeficacia es un constructo que se sustenta en la creencia de la capacidad que tiene un individuo de alcanzar objetivos y cumplir metas; juega un papel importante en la forma de abordar los distintos desafíos, y la sola creencia de que se pueden tomar medidas significativas es la base misma para traducir la duda en información y favorecer la acción  

La eficacia emocional es entonces un proceso de desarrollo personal estrechamente vinculado a la creencia auto referida en la capacidad propia y por lo tanto predice de alguna manera la actitud y el comportamiento que alguien va a mantener para ejecutar aquello que quiere lograr.   

Algunos autores revelan que las creencias de autoeficacia afectan a el rendimiento de las personas regulando su funcionamiento mediante cuatro procesos: 

  1. Cognitivos: los altos niveles de autoeficacia favorecen construcciones cognitivas más ejecutivas; y permiten visualizar escenarios con una actitud más positiva. 
  2. Motivacionales: las personas con altos niveles de autoeficacia muestran un sentido más optimista de sus habilidades, más capacidad de esfuerzo y persistencia ante los obstáculos; lo que les otorga a su vez mayor resistencia al fracaso, y más resiliencia. 
  3. Afectivos: la autoeficacia percibida afecta los estados anímicos y los sentimientos ante situaciones de amenaza. Mayor nivel de autoeficacia percibida se traduce en mayor capacidad afectiva para enfrentarse a situaciones complicadas.  
  4. De selección y ejecución de conductas: la creencia de baja autoeficacia induce con frecuencia a evitar las tareas complejas, sustentándose en la duda acerca de la propia capacidad de ejecución de las mismas. En cambio, cuando la eficacia es alta se tiende a valorar ese tipo de situaciones como retos, lo que supone mayor implicación en las tareas y una más rápida recuperación ante los fracasos.  
¿De qué manera entonces este constructo impacta en nuestra labor como médicos de Atención Primaria?  

No hay una única respuesta, pero para empezar y partiendo de la relación que existe entre autoeficacia y bienestar, podemos afirmar que niveles adecuados de autoeficacia aumentan la capacidad para amortiguar el estrés al facilitar el afrontamiento de situaciones y en consecuencia, aumentan la satisfacción con la tarea realizada. 

¿Es posible desarrollar esta cualidad?  

Por supuesto que sí, desarrollar la creencia en las propias capacidades e incluso potenciarlas, es un proceso entrenable que se puede abordar desde cualquiera de sus vertientes: la emoción, el pensamiento, la motivación y/o la acción. 

Y para ello contamos con recursos como la persuasión, la experiencia de dominio, la experiencia vicaria y la potenciación de estados fisiológicos favorables que determinan cambios en las vertientes que se mencionaron antes y por lo tanto, un impacto positivo en el desarrollo de la autoeficacia. 

A modo de ejemplo:  

Utilizamos la persuasión como recurso cuando: cambiamos nuestra forma de hablar (el diálogo interno da forma a nuestras relaciones con nosotros mismos), nos desinstalamos de la queja, aprendemos a establecer límites y decir “no” cuando es necesario y cuando aprendemos a pedir.  

Podemos usar la experiencia de dominio para desarrollar nuestra autoeficacia cuando reconocemos y tomamos en cuenta todas las experiencias previas en las que tal vez no exentos de desafíos y dificultades, logramos objetivos y contribuimos a mejorar la salud de otros con nuestro trabajo.  

Nos servimos de la experiencia vicaria cuando tomamos personas del entorno como referentes y/o modelos. Aprendemos a través de un mecanismo de resonancia empática otras formas de operar, que nos aportan una perspectiva diferente y nos otorgan la posibilidad de un cambio favorable. 

No podemos desarrollar la autoeficacia si funcionamos continuamente desde la tensión, el estrés y la alarma. Aunque estos mecanismos ejercen a corto plazo, un efecto activador y de protección, a mediano y largo plazo suponen un coste muy alto para la salud emocional, mental y física y obstruyen la confianza y la elección de nuestras acciones. Para prevenir este patrón, se pueden potenciar estados fisiológicos y emocionales favorables, a través de la interacción con otras personas o espacios agradables, la naturaleza, la introspección, la reflexión, la propia respiración y la conciencia corporal. 

Dra. Stella Maris Méndez Iglesias 

GdT Salud Basada en las Emociones.

Bibliografía

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