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Rubén Villa Estébanez: “El APDAY es una estrategia de formación y recertificación muy bien pensada para mantenernos actualizados a los médicos de familia”
Fecha de publicación: 06 de junio de 2022
Aprovechamos la presencia de la formación APDAY en Gijón para charlar con Rubén Villa Estébanez, presidente de SAMFyC Asturias sobre la importancia de la recertificación y lo que significa la visita del APDAY a Asturias. Pero también sobre la situación de la MFyC en el Principado y sus principales retos.
¿Qué significa la sociedad asturiana para los médicos de familia del principado?
Yo creo que es la casa común de la medicina de familia en el Principado. Consigue que los médicos nos sintamos parte de algo. La sensación de pertenecer a un clan es compartir ideales, compartir compromisos. Para mí la federada asturiana es mi casa.
Una de las cosas que has dicho en tu presentación en el APDAY es que es la especialidad más bonita. Así lo sientes tú, ¿verdad?
Lo he dicho y lo defiendo. A mi me gusta mucho escuchar, ver a la gente. Me gusta mucho hacer domicilios porque ves al paciente tal y como es: sus olores, sus luces, sus cortinas… y eso es una información que solo la tenemos nosotros. Y ves las necesidades sociales, la pobreza, la tristeza, la soledad. Y son cosas que en hospitalaria, por ejemplo, no se ve y dice mucho del paciente.
¿Qué aporta el APDAY a la MFyC?
Es una forma de recertificación e información continuada muy interesante que los MFyC debemos hacer. Piensa que a lo largo de los años hay determinados conceptos de salud y patologías que no vemos. Según nuestro lugar de trabajo, el tamaño de la población o el número de pacientes que tengamos, debemos recertificar unas competencias u otras. Y creo que esta es una estrategia de formación y recertificación muy bien pensada para mantenerte actualizado. Nuestro campo de conocimiento es tan amplio que es muy difícil estar actualizado en todo. Y aquí te lo dan empaquetado, simple, sencillo, accesible y elaborado.
Por otro lado, cada médico tenemos áreas que nos gustan más. En esas ya nos actualizamos nosotros, pero quedan otras. Por eso, yo creo que es un programa extraordinario.
¿Y a Gijón? A Asturias otra vez…
Creo que es necesaria la presencia del APDAY en nuestra región porque lo telemático y lo online está muy bien, pero necesitamos vernos, tocarnos, compartir experiencias y conocimiento… Nada vale más que el hecho de que que levante la mano y dé su opinión. La cercanía enriquece.
¿Como está la Medicina de Familia en Asturias en la actualidad?
Afortunadamente, en Asturias estamos algo mejor que en el resto del Estado. Quizá la AP no ha estado tan abandonada como en Madrid, Cataluña, Baleares… No es que exista una apuesta clara, porque evidentemente somos invisibles y no damos titulares, pero lo cotidiano es muy importante. Somos la estructura de salud que más mejora la vida de las personas. Aún así en Asturias también necesitamos un cambio. Sobre todo porque tenemos una plantilla extremadamente envejecida y agotada.
¿Y como está considerada aquí la Medicina de Familia ?
Ahí se da una pequeña paradoja: tenemos prestigio profesional escaso y prestigio público elevado. La gente sabe cómo me llamo yo; no sabe cómo se llama el cardiólogo, ni el de digestivo. Y a mi me esperan. Porque quieren hablar con Rubén. Se establece una relación de confianza y complicidad. Pero ese prestigio público que tú lo notas no llena periódicos. El resto del personal sanitario cree que no hacemos nada, pero la gente nos quiere.
¿Uno de los retos que tiene la medicina de familia en Asturias tiene que ver con la medicina rural?
Si. Date cuenta que la diferencia con Castilla y León, Extremadura, Madrid, es que tenemos una población envejecida y dispersa, sin líneas de autobuses o trenes. Donde yo trabajo somos 12.000 habitantes aproximadamente. Pero hay más de 150 agrupaciones de casas con nombre. Eso no pasa más al sur. Y cuesta mucho un acceso a la salud digna. Hay que darles algo, un taxi para bajar al pueblo o al centro de salud… Es gente afable. Te miran con cariño. Y ese agradecimiento se nota.
¿Qué significa la sociedad asturiana para los médicos de familia del principado?
Yo creo que es la casa común de la medicina de familia en el Principado. Consigue que los médicos nos sintamos parte de algo. La sensación de pertenecer a un clan es compartir ideales, compartir compromisos. Para mí la federada asturiana es mi casa.
Una de las cosas que has dicho en tu presentación en el APDAY es que es la especialidad más bonita. Así lo sientes tú, ¿verdad?
Lo he dicho y lo defiendo. A mi me gusta mucho escuchar, ver a la gente. Me gusta mucho hacer domicilios porque ves al paciente tal y como es: sus olores, sus luces, sus cortinas… y eso es una información que solo la tenemos nosotros. Y ves las necesidades sociales, la pobreza, la tristeza, la soledad. Y son cosas que en hospitalaria, por ejemplo, no se ve y dice mucho del paciente.
¿Qué aporta el APDAY a la MFyC?
Es una forma de recertificación e información continuada muy interesante que los MFyC debemos hacer. Piensa que a lo largo de los años hay determinados conceptos de salud y patologías que no vemos. Según nuestro lugar de trabajo, el tamaño de la población o el número de pacientes que tengamos, debemos recertificar unas competencias u otras. Y creo que esta es una estrategia de formación y recertificación muy bien pensada para mantenerte actualizado. Nuestro campo de conocimiento es tan amplio que es muy difícil estar actualizado en todo. Y aquí te lo dan empaquetado, simple, sencillo, accesible y elaborado.
Por otro lado, cada médico tenemos áreas que nos gustan más. En esas ya nos actualizamos nosotros, pero quedan otras. Por eso, yo creo que es un programa extraordinario.
¿Y a Gijón? A Asturias otra vez…
Creo que es necesaria la presencia del APDAY en nuestra región porque lo telemático y lo online está muy bien, pero necesitamos vernos, tocarnos, compartir experiencias y conocimiento… Nada vale más que el hecho de que que levante la mano y dé su opinión. La cercanía enriquece.
¿Como está la Medicina de Familia en Asturias en la actualidad?
Afortunadamente, en Asturias estamos algo mejor que en el resto del Estado. Quizá la AP no ha estado tan abandonada como en Madrid, Cataluña, Baleares… No es que exista una apuesta clara, porque evidentemente somos invisibles y no damos titulares, pero lo cotidiano es muy importante. Somos la estructura de salud que más mejora la vida de las personas. Aún así en Asturias también necesitamos un cambio. Sobre todo porque tenemos una plantilla extremadamente envejecida y agotada.
¿Y como está considerada aquí la Medicina de Familia ?
Ahí se da una pequeña paradoja: tenemos prestigio profesional escaso y prestigio público elevado. La gente sabe cómo me llamo yo; no sabe cómo se llama el cardiólogo, ni el de digestivo. Y a mi me esperan. Porque quieren hablar con Rubén. Se establece una relación de confianza y complicidad. Pero ese prestigio público que tú lo notas no llena periódicos. El resto del personal sanitario cree que no hacemos nada, pero la gente nos quiere.
¿Uno de los retos que tiene la medicina de familia en Asturias tiene que ver con la medicina rural?
Si. Date cuenta que la diferencia con Castilla y León, Extremadura, Madrid, es que tenemos una población envejecida y dispersa, sin líneas de autobuses o trenes. Donde yo trabajo somos 12.000 habitantes aproximadamente. Pero hay más de 150 agrupaciones de casas con nombre. Eso no pasa más al sur. Y cuesta mucho un acceso a la salud digna. Hay que darles algo, un taxi para bajar al pueblo o al centro de salud… Es gente afable. Te miran con cariño. Y ese agradecimiento se nota.
- En la imagen, de izquierda a derecha, David de la Rosa, Coordinador científico APDAYsemFYC; Concepción Saavedra Rielo, Directora Gerente del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA); Rubén Villa Estébanez, Presidente de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria.