Actualidad
Paula Chao: “Si puedo facilitar que haya más compañeras que se animen a asumir retos, estaré satisfecha”
Fecha de publicación: 22 de noviembre de 2022
La especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Paula Chao asume, por primera vez, un cargo en la Junta de la semFYC. Ella es la vicepresidenta tercera, un puesto que afronta con emoción y muchas ganas de aprender. En esta entrevista hablamos con ella sobre su trayectoria profesional, los desafíos que la esperan y la feminización de la semFYC.
Cuéntanos sobre tus comienzos en la semFYC. ¿Cuándo empezaste en la sociedad y cómo ha sido tu evolución hasta llegar a ser vicepresidenta tercera?
Casi no recuerdo cómo llegué a la semFYC. Más bien diría que la semFYC llegó a mí. Elegí realizar la residencia de Medicina Familiar y Comunitaria en la Unidad Docente del antigua área 10 de Madrid, que ahora forma parte de la Dirección Asistencial Sur. Es una zona con población de escasos recursos y profesionales muy comprometidos con la Atención Primaria. A mi alrededor todos los tutores hablaban de la semFYC y compartían una visión de la Medicina Familiar con la que yo —y mis compañeros de residencia— nos identificábamos plenamente, por lo que mi inscripción como socia se produjo al poco de comenzar la formación MIR.
Gracias a la SoMaMFyC hice cursos formativos, participé en jornadas, realicé mis primeras comunicaciones y conocí a médicos y médicas adjuntos que eran —y siguen siendo— verdaderos referentes de la Medicina Familiar y Comunitaria, y que me fueron contagiando su forma de entender la especialidad.
Además, comencé a colaborar con la vocalía de residentes de la SoMaMFyC en mi segundo año de residencia. Posteriormente, dejé de participar activamente, aunque sí seguí usando los recursos de la sociedad, asistiendo a congresos y realizando el Máster de Investigación, por ejemplo.
Entre tanto, formé parte de la Junta Directiva del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid como vocal de médicos rurales, que es el medio donde ejerzo prácticamente desde que comencé mi andadura como médica de familia. Ahí empecé a conocer algo más acerca del ámbito de la gestión sanitaria, de lo que es la Atención Primaria por dentro.
Hace un año, la expresidenta de SoMaMFyC me propuso entrar en la Junta Directiva en calidad de vicepresidenta y, aunque mis circunstancias personales no eran las mejores, acepté la propuesta. Después de eso, a los pocos meses, recibí “la llamada”: la propuesta para formar parte de la Junta Directiva Nacional de la semFYC. Sentí mucho vértigo y una responsabilidad enorme. Dudé sobre mi idoneidad y se me ocurrieron muchas personas mejores que yo para ocupar el puesto, pero hablé con Clara Abad, la entonces presidenta de la SoMaMFyC y me animó a aceptar el reto. Y aquí estoy. Con poca experiencia, pero con muchas ganas de trabajar y aportar.
Es tu primer cargo en la junta. ¿Qué te ha animado a dar este paso tan importante?
Como ya he comentado, lo tuve que digerir y meditar. Pero tanto Clara Abad como María Fernández me animaron y resolvieron mis dudas. Y pensé en que esta oportunidad se presenta una vez en la vida.
Por otro lado, hice dos reflexiones: la primera fue que, precisamente mi perfil personal actual está infrarrepresentado en los espacios de decisión (el de una mujer con dos niños pequeños), pero es posiblemente uno de los más comunes dentro de la Medicina Familiar y de nuestra sociedad. En este sentido, si puedo facilitar que haya más compañeras que se animen a asumir retos, cambiando ciertas dinámicas o, simplemente, quitándoles el miedo, estaré satisfecha.
La segunda fue que, ahora que vivimos un momento crítico para la Atención Primaria, quiero formar parte de la regeneración que necesitamos.
¿Cómo afrontas este nuevo puesto?
Con miedo a no estar a la altura, pero con ganas de trabajar y aprender. Estoy emocionada pensando en toda la gente que voy a conocer y en las cosas que vamos a trabajar.
Una presidenta y tres vicepresidentas… Esta es una sociedad realmente feminizada. ¿Eso marca estilo?
Es un reflejo de la especialidad: es joven y femenina. Y evidentemente marca estilo: aporta un punto de vista particular que, como he comentado antes, estaba algo invisibilizado. Pero lo fantástico de esto es que los compañeros varones que participan en la sociedad comparten el orgullo de defender este estilo propio.
Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la sociedad en este mandato?
Muchos. El principal es poder abordar la ola de jubilaciones que se va a producir en los próximos años y realizar un recambio generacional, que pasa por reinventar la Atención Primaria.
Lograr posicionar nuestra especialidad en el puesto que merece, como centro del sistema sanitario, cooperando con los diferentes perfiles profesionales. Garantizar la docencia de Medicina Familiar y Comunitaria en la universidad y trasladar a la sociedad los beneficios de tener una Atención Primaria fuerte.
¿Y la Medicina Familiar y Comunitaria? No es un buen momento para la especialidad. ¿Qué va a ser lo más complicado de los próximos meses?
Convencer a la clase política de los beneficios que aporta apostar por la Atención Primaria, de la suerte que es poder contar con profesionales pluripotenciales capaces de asumir diferentes roles en función de las necesidades del sistema sanitario: urgencias de diferente índole, cuidados paliativos, actividad comunitaria, consulta en el centro de salud, hospitales de campaña….
Cuéntanos sobre tus comienzos en la semFYC. ¿Cuándo empezaste en la sociedad y cómo ha sido tu evolución hasta llegar a ser vicepresidenta tercera?
Casi no recuerdo cómo llegué a la semFYC. Más bien diría que la semFYC llegó a mí. Elegí realizar la residencia de Medicina Familiar y Comunitaria en la Unidad Docente del antigua área 10 de Madrid, que ahora forma parte de la Dirección Asistencial Sur. Es una zona con población de escasos recursos y profesionales muy comprometidos con la Atención Primaria. A mi alrededor todos los tutores hablaban de la semFYC y compartían una visión de la Medicina Familiar con la que yo —y mis compañeros de residencia— nos identificábamos plenamente, por lo que mi inscripción como socia se produjo al poco de comenzar la formación MIR.
Gracias a la SoMaMFyC hice cursos formativos, participé en jornadas, realicé mis primeras comunicaciones y conocí a médicos y médicas adjuntos que eran —y siguen siendo— verdaderos referentes de la Medicina Familiar y Comunitaria, y que me fueron contagiando su forma de entender la especialidad.
Además, comencé a colaborar con la vocalía de residentes de la SoMaMFyC en mi segundo año de residencia. Posteriormente, dejé de participar activamente, aunque sí seguí usando los recursos de la sociedad, asistiendo a congresos y realizando el Máster de Investigación, por ejemplo.
Entre tanto, formé parte de la Junta Directiva del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid como vocal de médicos rurales, que es el medio donde ejerzo prácticamente desde que comencé mi andadura como médica de familia. Ahí empecé a conocer algo más acerca del ámbito de la gestión sanitaria, de lo que es la Atención Primaria por dentro.
Hace un año, la expresidenta de SoMaMFyC me propuso entrar en la Junta Directiva en calidad de vicepresidenta y, aunque mis circunstancias personales no eran las mejores, acepté la propuesta. Después de eso, a los pocos meses, recibí “la llamada”: la propuesta para formar parte de la Junta Directiva Nacional de la semFYC. Sentí mucho vértigo y una responsabilidad enorme. Dudé sobre mi idoneidad y se me ocurrieron muchas personas mejores que yo para ocupar el puesto, pero hablé con Clara Abad, la entonces presidenta de la SoMaMFyC y me animó a aceptar el reto. Y aquí estoy. Con poca experiencia, pero con muchas ganas de trabajar y aportar.
Es tu primer cargo en la junta. ¿Qué te ha animado a dar este paso tan importante?
Como ya he comentado, lo tuve que digerir y meditar. Pero tanto Clara Abad como María Fernández me animaron y resolvieron mis dudas. Y pensé en que esta oportunidad se presenta una vez en la vida.
Por otro lado, hice dos reflexiones: la primera fue que, precisamente mi perfil personal actual está infrarrepresentado en los espacios de decisión (el de una mujer con dos niños pequeños), pero es posiblemente uno de los más comunes dentro de la Medicina Familiar y de nuestra sociedad. En este sentido, si puedo facilitar que haya más compañeras que se animen a asumir retos, cambiando ciertas dinámicas o, simplemente, quitándoles el miedo, estaré satisfecha.
La segunda fue que, ahora que vivimos un momento crítico para la Atención Primaria, quiero formar parte de la regeneración que necesitamos.
¿Cómo afrontas este nuevo puesto?
Con miedo a no estar a la altura, pero con ganas de trabajar y aprender. Estoy emocionada pensando en toda la gente que voy a conocer y en las cosas que vamos a trabajar.
Una presidenta y tres vicepresidentas… Esta es una sociedad realmente feminizada. ¿Eso marca estilo?
Es un reflejo de la especialidad: es joven y femenina. Y evidentemente marca estilo: aporta un punto de vista particular que, como he comentado antes, estaba algo invisibilizado. Pero lo fantástico de esto es que los compañeros varones que participan en la sociedad comparten el orgullo de defender este estilo propio.
Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la sociedad en este mandato?
Muchos. El principal es poder abordar la ola de jubilaciones que se va a producir en los próximos años y realizar un recambio generacional, que pasa por reinventar la Atención Primaria.
Lograr posicionar nuestra especialidad en el puesto que merece, como centro del sistema sanitario, cooperando con los diferentes perfiles profesionales. Garantizar la docencia de Medicina Familiar y Comunitaria en la universidad y trasladar a la sociedad los beneficios de tener una Atención Primaria fuerte.
¿Y la Medicina Familiar y Comunitaria? No es un buen momento para la especialidad. ¿Qué va a ser lo más complicado de los próximos meses?
Convencer a la clase política de los beneficios que aporta apostar por la Atención Primaria, de la suerte que es poder contar con profesionales pluripotenciales capaces de asumir diferentes roles en función de las necesidades del sistema sanitario: urgencias de diferente índole, cuidados paliativos, actividad comunitaria, consulta en el centro de salud, hospitales de campaña….