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#HemosLeído “Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico” (parte II)
Fecha de publicación: 18 de mayo de 2023
Tras publicar, este miércoles, la primera edición de un resumen sobre el libro Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico, un día después damos continuidad a este tema con la segunda parte, en la que también se mantiene la idea de abordar la salud mental con un enfoque holístico y teniendo en cuenta su vinculación con los condicionantes psicosociales de la persona.
Este segundo #HemosLeído, sobre los capítulos del 8 al 14, está elaborado por Mª José Dronda, Marian Erdozain, Carmen Fuertes, Mª Luisa Garcés, Sonia Martin, Mª José Redin, miembros del grupo de Inequidades en Salud de namFYC.
8) Posibilidades narrativas para una salud mental comunitaria
En este capítulo se afirma que el modelo biomédico actual despolitiza los problemas de salud mental.
La salud mental se ha convertido en una nueva mercancía. Hay un cambio de narrativa de las políticas de bienestar y de la creación de los sistemas nacionales de salud (que entendían la comunidad como agente de salud) se ha pasado a una concepción individual del enfermar. Hay una crisis de cuidados, una sociedad que no se sostiene a sí misma porque la comunidad no se hace cargo del malestar. Y no se hace porque: 1) hay una falta de reconocimiento político de la Atención Primaria y servicios sociales, infradotados y 2) no hay estructura administrativa para trabajar conjuntamente.
Se ha demostrado que el aumento de los servicios de salud mental no ha disminuido la prevalencia de trastornos mentales, ni el consumo de fármacos, ni el desempleo o bajas laborales (Steen, 2019). Por tanto, hay que cambiar la idea de que hay una respuesta técnica y racional -modelo biomédico- a la demanda e integrar en consulta el conocimiento de lo social, antropológico y de justicia que puede generar un importante impacto en salud.
Queremos dirigirnos a una salud mental comunitaria que politice de nuevo el sufrimiento, y su aplicación implica cambios:
9) Grabación de la conversación sobre el capítulo de posibilidades narrativas para una salud mental comunitaria
Se puede acceder a ella desde estos dos enlaces:
10) Un análisis del dilema: “Usted necesita un sindicato versus usted necesita psicoterapia”
Se aborda el sufrimiento psíquico desde una perspectiva salubrista, intentando pensar intervenciones más allá de lo individual, intervenciones que beneficien a la salud mental de la población.
Como puntos de partida describe el marco individualista hegemónico, que hace único responsable al sujeto de su salud y sus decisiones.
En este marco analiza el falso dilema entre necesitar psicoterapia o necesitar un sindicato. Respecto a estas intervenciones destaca la doble dimensión del recurso sindical, a nivel individual, pero fundamentalmente a nivel social. Cuestiona la narrativa hegemónica que sitúa a la psicoterapia como única herramienta ante cualquier malestar, negando además la posibilidad de iatrogenia.
En el capítulo también se describen las consecuencias, positivas y negativas de la visibilización masiva de la importancia de la salud mental.
Los autores apuestan por el concepto malestar, intentando una perspectiva distinta del sufrimiento psíquico, y poniendo énfasis en su dimensión colectiva. De esta manera también se visibiliza más el sufrimiento más clínico, sin patologizarlo todo.
11) Instituciones para la acción en salud mental
El capítulo desarrolla cómo “el diseño institucional determina las condiciones en las que se puede conocer el estado de salud mental (dinámico a nivel histórico, contexto sociocultural, individual y colectivo) y sus determinantes”. También dicho diseño influye en las capacidades para incidir sobre la realidad y modificarla con intervenciones y políticas que incluyan a todos los actores: políticos, trabajadores sociales, sanitarios, organizaciones gubernamentales y no, asociaciones y colectivos sociales y la ciudadanía.
En el capítulo se desarrolla en tres niveles las instituciones que intervienen en la salud mental. Sus interacciones vienen sintetizadas en la figura 1 del capítulo. Los tres niveles son:
—Internacional: la Comisión Europea, Naciones Unidas y la OMS que elaborarían el acuerdo de marco estratégico, informes, coordinación y financiación de los proyectos.
—Estatal: el Ministerio de Sanidad, la Dirección General de Salud Pública, el Consejo interterritorial del Sistema Nacional de Salud, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Estos elaboran los planes nacionales, informes y coordinación y apoyo institucional sobre políticas con impacto en la salud mental.
—Autonómico (CCAA), que es donde se desarrollan las principales funciones. Las CCAA, cuentan con las instituciones estatales en la elaboración de planes y ejecución de políticas de salud mental autonómicos, pero se requiere la participación de instituciones menores como la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), en la vigilancia epidemiológica, coordinación sectorial, fomento de participación ciudadana y prestación de servicios.
12) ¿Qué le pasa a mi población? Sistemas de información y vigilancia de la salud mental en salud pública
En el capítulo se repasan los sistemas de información epidemiológica en salud mental (SM) y determinantes sociales de la salud, por su importancia antes de planificar una acción en salud pública.
Comienza introduciendo algunos conceptos básicos de la vigilancia epidemiológica y de su situación actual en el estado español.
En segundo lugar, describe las principales fuentes de información en salud mental y sus determinantes en España.
En punto 3º sobre la Vigilancia epidemiológica en salud mental a nivel internacional, analiza la actividad de la OMS y de la Unión Europea, describe la de algunos países europeos, que son más limitados que el modélico sistema canadiense, describiéndolo en sus fortalezas.
En 4º punto revisa algunas aportaciones a la vigilancia desde los modelos de salutogénesis y metodologías cualitativas y participativas. Recoge algunos planteamientos y propuestas realizadas desde diferentes ámbitos, para esa futura vigilancia integral de la salud pública (y salud mental). Hay que destacar que la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria propone la inclusión de los activos comunitarios (2021).
Finalmente, los autores animan a todas las personas interesadas en la salud mental y bienestar emocional y social a interesarse y, en la medida de lo posible, participar en las estructuras de decisión sobre la producción del conocimiento de salud mental poblacional, en concreto sobre el futuro sistema de vigilancia epidemiológica de salud mental.
13) ¿Y ahora qué? Acción e incidencia política de profesionales en salud (mental)
En este capítulo, las integrantes de la Cooperativa Aplica, partiendo de la responsabilidad social y profesional como motor hacia la acción, reflexionan y plasman cómo aplicar lo aprendido. No dan respuestas concretas, si no que proponen aspectos que consideran básicos para incorporar su visión, empezando por modificar nuestra actitud individual, y esto se hace al añadir la mirada intersectorial de los determinantes sociales de la salud en nuestras consultas. También resaltan la faceta comunitaria, el acercarnos al tejido asociativo para conocerlo y poder recomendarlo, así como el trabajar en red con otras compañeras e ir compartiendo ideas y fortalezas. Por último, proponen la incidencia política de las profesionales sanitarias, dentro de la abogacía por la salud ya presente en la carta de Ottawa, como mecanismo de cambio a un nivel más macro, ejemplificando con intervenciones concretas desde su experiencia.
14) Para tu tranquilidad, nos toca
En esta parte del libro se habla del cambio que, por fin, se vislumbra en la atención a la persona con enfermedad mental. Se comienza a escuchar y dejar que sea la persona con enfermedad mental quien decida su tratamiento y cómo efectuarlo. Darle el enfoque holístico que tiene y la importancia de los condicionantes psicosociales en esta patología.
La pandemia ha venido a cambiar el concepto de enfermedad mental. La ansiedad y la depresión han traspasado el umbral de lo vergonzante, siempre cosa de otros, para ver que también puede ocurrir en “personas normales”.
En este capítulo 14, también se definen algunos términos que ayudan a entender cómo se ha tratado la enfermedad mental y sobre todo a los que la sufren. Así se explican términos como cuerdísimo: el sistema de pensamiento y acción formado por todos aquellos sesgos, creencias, actitudes y costumbres que, como consecuencia de la enfermo-mentalización, estereotipan, prejuzgan, discriminan y agreden a quienes padecen o son susceptibles de padecer los diagnósticos de la psiquiatría, situados en posición de inferioridad ante la presunción de cordura ajena.
Otros términos que se explican son microcuerdismos, estigma, enfermo-mentalización, mentalismo, sanismo…
Te recordamos que puedes recuperar la primera edición de este resumen del libro Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico clicando aquí.
Este segundo #HemosLeído, sobre los capítulos del 8 al 14, está elaborado por Mª José Dronda, Marian Erdozain, Carmen Fuertes, Mª Luisa Garcés, Sonia Martin, Mª José Redin, miembros del grupo de Inequidades en Salud de namFYC.
8) Posibilidades narrativas para una salud mental comunitaria
En este capítulo se afirma que el modelo biomédico actual despolitiza los problemas de salud mental.
La salud mental se ha convertido en una nueva mercancía. Hay un cambio de narrativa de las políticas de bienestar y de la creación de los sistemas nacionales de salud (que entendían la comunidad como agente de salud) se ha pasado a una concepción individual del enfermar. Hay una crisis de cuidados, una sociedad que no se sostiene a sí misma porque la comunidad no se hace cargo del malestar. Y no se hace porque: 1) hay una falta de reconocimiento político de la Atención Primaria y servicios sociales, infradotados y 2) no hay estructura administrativa para trabajar conjuntamente.
Se ha demostrado que el aumento de los servicios de salud mental no ha disminuido la prevalencia de trastornos mentales, ni el consumo de fármacos, ni el desempleo o bajas laborales (Steen, 2019). Por tanto, hay que cambiar la idea de que hay una respuesta técnica y racional -modelo biomédico- a la demanda e integrar en consulta el conocimiento de lo social, antropológico y de justicia que puede generar un importante impacto en salud.
Queremos dirigirnos a una salud mental comunitaria que politice de nuevo el sufrimiento, y su aplicación implica cambios:
- Sobre la narrativa: señalar los contextos vitales y las biografías como fuente de fuente de malestar.
- Sobre la política de salud mental: defender medidas de igualdad, educación, migración, urbanismo, trabajo, que incidirán en la prevención y recuperación de sufrimiento psíquico.
- Sobre la orientación de los servicios: modelos más colaborativos entre salud mental y Atención Primaria, así como trabajo conjunto con los activos de salud de la
- Sobre la consulta: desmedicalizar y visibilizar las causas de sufrimiento social, liberarse del diagnóstico que las omite.
9) Grabación de la conversación sobre el capítulo de posibilidades narrativas para una salud mental comunitaria
Se puede acceder a ella desde estos dos enlaces:
- https://www.youtube.com/watch?v=WjdOifg-tyM
- https://www.youtube.com/c/AENProfesionalesdeSaludMental/about
10) Un análisis del dilema: “Usted necesita un sindicato versus usted necesita psicoterapia”
Se aborda el sufrimiento psíquico desde una perspectiva salubrista, intentando pensar intervenciones más allá de lo individual, intervenciones que beneficien a la salud mental de la población.
Como puntos de partida describe el marco individualista hegemónico, que hace único responsable al sujeto de su salud y sus decisiones.
En este marco analiza el falso dilema entre necesitar psicoterapia o necesitar un sindicato. Respecto a estas intervenciones destaca la doble dimensión del recurso sindical, a nivel individual, pero fundamentalmente a nivel social. Cuestiona la narrativa hegemónica que sitúa a la psicoterapia como única herramienta ante cualquier malestar, negando además la posibilidad de iatrogenia.
En el capítulo también se describen las consecuencias, positivas y negativas de la visibilización masiva de la importancia de la salud mental.
Los autores apuestan por el concepto malestar, intentando una perspectiva distinta del sufrimiento psíquico, y poniendo énfasis en su dimensión colectiva. De esta manera también se visibiliza más el sufrimiento más clínico, sin patologizarlo todo.
11) Instituciones para la acción en salud mental
El capítulo desarrolla cómo “el diseño institucional determina las condiciones en las que se puede conocer el estado de salud mental (dinámico a nivel histórico, contexto sociocultural, individual y colectivo) y sus determinantes”. También dicho diseño influye en las capacidades para incidir sobre la realidad y modificarla con intervenciones y políticas que incluyan a todos los actores: políticos, trabajadores sociales, sanitarios, organizaciones gubernamentales y no, asociaciones y colectivos sociales y la ciudadanía.
En el capítulo se desarrolla en tres niveles las instituciones que intervienen en la salud mental. Sus interacciones vienen sintetizadas en la figura 1 del capítulo. Los tres niveles son:
—Internacional: la Comisión Europea, Naciones Unidas y la OMS que elaborarían el acuerdo de marco estratégico, informes, coordinación y financiación de los proyectos.
—Estatal: el Ministerio de Sanidad, la Dirección General de Salud Pública, el Consejo interterritorial del Sistema Nacional de Salud, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Estos elaboran los planes nacionales, informes y coordinación y apoyo institucional sobre políticas con impacto en la salud mental.
—Autonómico (CCAA), que es donde se desarrollan las principales funciones. Las CCAA, cuentan con las instituciones estatales en la elaboración de planes y ejecución de políticas de salud mental autonómicos, pero se requiere la participación de instituciones menores como la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), en la vigilancia epidemiológica, coordinación sectorial, fomento de participación ciudadana y prestación de servicios.
12) ¿Qué le pasa a mi población? Sistemas de información y vigilancia de la salud mental en salud pública
En el capítulo se repasan los sistemas de información epidemiológica en salud mental (SM) y determinantes sociales de la salud, por su importancia antes de planificar una acción en salud pública.
Comienza introduciendo algunos conceptos básicos de la vigilancia epidemiológica y de su situación actual en el estado español.
En segundo lugar, describe las principales fuentes de información en salud mental y sus determinantes en España.
En punto 3º sobre la Vigilancia epidemiológica en salud mental a nivel internacional, analiza la actividad de la OMS y de la Unión Europea, describe la de algunos países europeos, que son más limitados que el modélico sistema canadiense, describiéndolo en sus fortalezas.
En 4º punto revisa algunas aportaciones a la vigilancia desde los modelos de salutogénesis y metodologías cualitativas y participativas. Recoge algunos planteamientos y propuestas realizadas desde diferentes ámbitos, para esa futura vigilancia integral de la salud pública (y salud mental). Hay que destacar que la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria propone la inclusión de los activos comunitarios (2021).
Finalmente, los autores animan a todas las personas interesadas en la salud mental y bienestar emocional y social a interesarse y, en la medida de lo posible, participar en las estructuras de decisión sobre la producción del conocimiento de salud mental poblacional, en concreto sobre el futuro sistema de vigilancia epidemiológica de salud mental.
13) ¿Y ahora qué? Acción e incidencia política de profesionales en salud (mental)
En este capítulo, las integrantes de la Cooperativa Aplica, partiendo de la responsabilidad social y profesional como motor hacia la acción, reflexionan y plasman cómo aplicar lo aprendido. No dan respuestas concretas, si no que proponen aspectos que consideran básicos para incorporar su visión, empezando por modificar nuestra actitud individual, y esto se hace al añadir la mirada intersectorial de los determinantes sociales de la salud en nuestras consultas. También resaltan la faceta comunitaria, el acercarnos al tejido asociativo para conocerlo y poder recomendarlo, así como el trabajar en red con otras compañeras e ir compartiendo ideas y fortalezas. Por último, proponen la incidencia política de las profesionales sanitarias, dentro de la abogacía por la salud ya presente en la carta de Ottawa, como mecanismo de cambio a un nivel más macro, ejemplificando con intervenciones concretas desde su experiencia.
14) Para tu tranquilidad, nos toca
En esta parte del libro se habla del cambio que, por fin, se vislumbra en la atención a la persona con enfermedad mental. Se comienza a escuchar y dejar que sea la persona con enfermedad mental quien decida su tratamiento y cómo efectuarlo. Darle el enfoque holístico que tiene y la importancia de los condicionantes psicosociales en esta patología.
La pandemia ha venido a cambiar el concepto de enfermedad mental. La ansiedad y la depresión han traspasado el umbral de lo vergonzante, siempre cosa de otros, para ver que también puede ocurrir en “personas normales”.
En este capítulo 14, también se definen algunos términos que ayudan a entender cómo se ha tratado la enfermedad mental y sobre todo a los que la sufren. Así se explican términos como cuerdísimo: el sistema de pensamiento y acción formado por todos aquellos sesgos, creencias, actitudes y costumbres que, como consecuencia de la enfermo-mentalización, estereotipan, prejuzgan, discriminan y agreden a quienes padecen o son susceptibles de padecer los diagnósticos de la psiquiatría, situados en posición de inferioridad ante la presunción de cordura ajena.
Otros términos que se explican son microcuerdismos, estigma, enfermo-mentalización, mentalismo, sanismo…
Te recordamos que puedes recuperar la primera edición de este resumen del libro Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico clicando aquí.