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#HemosLeído “Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico” (parte I)

#HemosLeído “Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico” (parte I)

Fecha de publicación: 17 de mayo de 2023
En este #HemosLeído, impulsado por el Grupo de Trabajo de Inequidades en Salud – Salud Internacional de la semFYC, analizamos los principales ejes temáticos del libro Transformar los barrios para evitar el sufrimiento psíquico. Un trabajo coordinado por Raquel González Rubio (médica de Salud Pública), Pedro Gullón Tosio (Colectivo Silesia y profesor en la Universidad de Alcalá), Antonio González Herrera (psiquiatra y MIR de Medicina Preventiva y Salud Pública) y Marta Carmona Osorio (psiquiatra, Máster en Estudios Feministas, Colectivo Silesia).



A grandes rasgos, en esta publicación, los autores aportan su visión desde  distintos ángulos, pero todos coinciden en entender el abordaje de la salud mental desde la Salud Pública, Desigualdades y Salud Comunitaria. En este sentido, en el texto, se proponen alternativas a las y los profesionales de Atención Primaria, desde la acción y la desmedicalización de la vida diaria, poniendo  el foco en una realidad más grande y compleja (sindicatos, incidencia política...).



Este #HemosLeído está dividido en dos ediciones: la primera resume los 7 primeros capítulos del libro y la segunda se centra en los capítulos del 8 al 14. El análisis de esta primera parte lo han llevado a cabo Ana Aguilar, Silvia Saura, Laura Sala y Venus Forero, todas ellas miembros del Grupo de Trabajo de Inequidades en Salud de la CAMFiC.



1) ¿Qué? ¿Cómo? ¿Para qué? Una introducción a la Salud Pública



La Salud Pública se define como la acción del Estado y la sociedad civil encaminada a la protección, prevención y promoción de la salud, así como a garantizar el derecho a la salud de las personas. Entendemos la salud como un bien y responsabilidad común, condicionada por estructuras sociales y determinantes biológicos y ambientales, que generan desigualdades.



Precisamente, una función fundamental de la salud pública es coordinar y fomentar las intervenciones que tienen un impacto positivo sobre la salud, reduciendo las desigualdades. No podemos olvidar la importancia de la acción comunitaria, favoreciendo la participación real de la sociedad en las acciones de salud pública y la movilización social en el cuidado de la salud colectiva



2) Salud y desigualdades en perspectiva histórica



El proceso salud-enfermedad-atención-cuidado ha tenido, a lo largo de la historia, una relación directa con el modelo socioeconómico imperante. Durante los tres últimos siglos, se ha desarrollado el concepto de enfermedad social, originada por la propia organización de la comunidad y, más concretamente, por las desigualdades existentes.



La relación entre desigualdades sociales y salud sigue siendo una realidad. A lo largo de la historia, se mantiene un enfrentamiento entre una ideología liberal basada en la reducción del gasto público y en la priorización de la salud individual, y un movimiento crítico con ese modelo socioeconómico, que ha intentado denunciar, proponer alternativas y construir otro tipo de relaciones sociales para mejorar la salud colectiva desde la actuación sobre los determinantes sociales.



3) Individuos locos, poblaciones locas



Las estrategias de prevención individual o de alto riesgo y poblacional tienen ventajas y desventajas. Estos conceptos son aplicables también a salud mental, ya que sí hay evidencia de que estrategias poblacionales puedan mejorar la salud mental.



Las estrategias destinadas a corregir condiciones contextuales tienen menos probabilidades de reproducir desigualdades sociales en salud. Es necesario reivindicar estrategias poblacionales de prevención de la salud (y salud mental); confrontar factores sociales, políticos y económicos que determinan la salud y la enfermedad.



4) Desigualdades sociales y salud mental



Salud y enfermedad son conceptos biológicos, con naturaleza social y cultural definidos por instituciones médicas. Ningún conocimiento se puede desligar de su contexto ni de la subjetividad de quien lo emite y la salud mental no es una excepción. El modelo actual es centrado en factores biológicos sobre los que actúan factores externos.



Es un modelo reduccionista que deja el control al sistema sanitario, con soluciones farmacológicas y/o psicoterapia olvidando las causas de las causas. No incorporar el contexto de las personas en su diagnóstico las convierte en objetos de estudio y no en sujetos, medicaliza la desigualdad y ha demostrado que no mejora la salud mental, con un aumento de trastornos mentales, discapacidad, cronicidad y toma de psicofármacos.



Las políticas de salud mental deberían abordar “desequilibrios de poder” en lugar de centrarse en “desequilibrios químicos”. Pues, son las intersecciones en las relaciones de poder sobre los determinantes de la salud, las que generan desigualdades; evitables, injustas y con impactos negativos en salud. Políticas de redistribución, o en salud laboral pueden contribuir a mejorar la salud mental. Al igual que intervenciones en determinantes intermedios y la comunidad. A nivel individual, la magnificación de los estilos de vida desestima las condiciones de vida, aquellas que limitan enormemente las elecciones del individuo. En sociedades muy desiguales la salud mental de personas con privilegios, también se ha visto afectada negativamente. Es decir que, todas las personas se beneficiarían de vivir en una sociedad más igualitaria.



No se trata de abandonar los mecanismos biológicos sino de poner el foco en las causas de las causas; aceptar que están fuera del individuo y desbordan lo sanitario. Desde la consulta, trascender lo individual, centrarnos en la persona y no en la enfermedad, empoderar comunidad y acompañar transversalmente



5) Salud comunitaria. Cuidados, identidades y participación



El barrio conforma la estructura física urbana en la que frecuentemente coinciden poblaciones con características sociales, culturales y económicas similares. Es una adecuada unidad de medición de las desigualdades e inequidades en salud. La salud comunitaria es la expresión colectiva de la salud de individuos y grupos en una comunidad; influida por la interacción de lo personal, lo familiar, por el entorno social, cultural y físico y las instituciones que de ellos surgen.



La promoción de la salud consiste en proporcionar a los pueblos/barrios los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la misma. La participación ciudadana radica en la responsabilidad colectiva y compartida. La participación en salud tiene que surgir como un movimiento sentido por la población, para que se sienta llamada al cuidado de su salud como un bien colectivo. Lo que se busca es alcanzar el nivel de decisión autónoma sobre su salud por parte de la población, con un control completo sobre el proceso comunitario, huyendo del protagonismo sanitario de los procesos comunitarios.



Como profesionales de la salud debemos ver el barrio/pueblo no sólo como el origen de la enfermedad, sino cambiar el punto de vista para valorar aquello que mejora la salud de quien vive en él. Apostar por lo salutogénico en la salud comunitaria es prestar atención a aquellos recursos individuales, grupales o institucionales que la población utiliza para mejorar su salud.



En la consulta hay que ser consciente de que la salud de tus pacientes es resultado de sus condiciones de vida. No culpabilices a tus pacientes: ni de sus patologías ni de sus hábitos ni de sus decisiones en el proceso que compartís. La determinación social y económica de su estado de salud es en gran parte ajena a su voluntad y sus acciones, por lo tanto, evita caer en trasladar el peso de por qué se encuentra en esa situación física o emocional



Permite que la comunidad te use como altavoz de sus necesidades y peticiones; sé copartícipe de su compromiso con la salud del barrio/territorio.



6) Ciudades, barrios y salud mental



Asistimos a un proceso de urbanización global.



Las ciudades son sistemas complejos, con actores heterogéneos. Presentan desigualdades que tienen implicaciones en desigualdades en salud. Estas desigualdades se manifiestan a nivel espacial (segregación espacial) y en la distribución de recursos que generan salud. Su impacto sobre la salud es a diferentes niveles (barrio, pero también la ciudad en su conjunto).



En este capítulo se citan ejemplos de diferentes estudios sobre barrios y salud mental. La mayoría de ellos apoyan la hipótesis que las condiciones socioeconómicas, sociales y físicas de un barrio tienen una asociación con la salud mental de sus residentes.



La heterogeneidad de las ciudades permite una oportunidad a sus comunidades para promover la equidad en salud.



7) Soberanía en el territorio: el poder en los barrios



Se pueden clasificar los barrios en 3 tipos:



—El barrio obrero o periferia fordista, como aquellos lugares fruto de los procesos de éxodos rurales.



—El «barrio guetificado» como interacción de múltiples círculos de exclusión donde los lazos de vecindad se reinventan y se recomponen tras realojos y huidas de unos guetos a otros.



—Las «ultraperiferias o poblados de chabolas» como espacio invisible al resto de la ciudad y carente de derechos.



Cuando hablamos de participación generalmente nos referimos a una participación instrumental que no sirve para otra cosa que para legitimar las decisiones ya circunscritas desde arriba. Una participación que nos deja elegir entre una opción u otra, pero sin darnos la capacidad de poder transformar realidades. La participación real se encuentra con varios escollos en la sociedad actual. La primera es que requiere una redistribución del poder difícil de realizar en un sistema fundamentado en la inequidad. La segunda es que implica lazos, compromiso y auto-organización.



Podemos distinguir dos ejes fundamentales a tener en cuenta a la hora de dotar a los territorios en capacidad real de decidir sobre sus entornos:



      2. Democratización de las vidas



  •  Construcción colectiva.


  •  Cesión de competencias a la administración local y realizar procesos participativos donde las personas puedan decidir y colectivizarlos




      2. Dotación de recursos para las personas que habitan el barrio:  



  • Desprivatizar el espacio público y recuperar lugares de encuentro y espacios para la cultura


  • Frenar los procesos de turistificación y procesos urbanísticos especuladores


  • Hacer efectivo el derecho a la vivienda


  • Recuperar el relato y escribir la memoria de los


  • Dotar de recursos los servicios públicos


  • Políticas de redistribución con enfoque de equidad