Manuel Medina Peralta repasa en la revista AMF las olas menos visibles de la COVID-19
Por ejemplo, las descritas por Victor Tseng, profesor, médico, doctor, músico y matemático aficionado, en Twitter, el 30 de marzo de 2020. Entonces, Tseng se refirió a una primera ola de casos con las consecuencias inmediatas en ingresos y muertes por COVID-19; una segunda, que generaría efectos en otros pacientes por la ocupación de las camas de hospital y UCI; una tercera, que generaría efectos en los pacientes que necesitan un seguimiento crónico que se vería interrumpido. Y una cuarta con efectos sociales y en la salud mental.
Y el autor añade: “Quizás habría que añadir una quinta que no describe, y que siguiendo su terminología podría denominarse «impact of interrupted preventive activities» (impacto de actividades preventivas interrumpidas)”. Se refiere los daños colaterales producidos porque “la pandemia nos ha obligado a centrarnos y dedicar mucho tiempo a la atención de casos, contactos, cribados, vacunas… Pero también lo hemos hecho organizando circuitos de urgencias y enfermedades respiratorias en los que los profesionales visitan a pacientes de toda el área básica de salud en detrimento de visitar a su propio cupo”.
También habla Medina Peralta de las consecuencias del predominio de la visita telefónica, sobre todo al principio, que ha supuesto “una pérdida en la accesibilidad de los pacientes a su propio profesional, otro de los elementos esenciales de la AP”, lo que ha podido suponer una falta de control de nuestros pacientes.
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