Actualidad
Remedios Martín y Verónica Casado hacen un repaso por la historia de la MFyC y reflexionan sobre la crisis actual de la AP
Fecha de publicación: 08 de mayo de 2023
Verónica Casado y Remedios Martín son las autoras del artículo El nacimiento y desarrollo de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria desde su origen hasta hoy. Publicado en el número de abril de la revista AMF, el texto remarca la importancia de la historia de la especialidad, que cumple ahora 45 años en nuestro país. De esta manera, el artículo se centra en el nacimiento y desarrollo de la especialidad, sin olvidar el impacto de la situación de la AP en la actualidad.
Se remontan las autoras por tanto a los años 70 y, en concreto a 1978, momento en el que se empezó a visualizar la AP como eje central del futuro Sistema Nacional de Salud (SNS). Fue entonces cuando se llevó a cabo el primer examen MIR estatal y se creó la especialidad de MFyC.
Uno de los personajes esenciales de aquél momento, de vital importancia para lo que sucedió a continuación con la especialidad fue el profesor Segovia de Arana, padre del sistema MIR y de la formación especializada en MFyC.
Primeras protestas
En 1981, las primeras protestas dieron buena cuenta de las dificultades de la especialidad, pero también sus frutos. Tras una huelga y un encierro en el Colegio de Médicos de Madrid, que se prolongó durante 19 días, se consiguió el compromiso para la creación de las Unidades Piloto de Medicina de Familia y el desarrollo legislativo, que se materializó en el RD 2392/82.
Durante estos procesos fueron muy activos los residentes de la primera promoción, así como algunos tutores. Precisamente de esos residentes surgió la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, la semFYC, que percibió la necesidad de establecer unas mínimas garantías de calidad en el proceso formativo de la MFyC. Y en diciembre de 1983 se celebró el Primer Congreso de MFyC en Granada, en el que se constituyó una Junta Gestora que, en 1984, consiguió el reconocimiento formal y legal de la sociedad científica.
Crisis de 1995
Menos de 10 años después, en 1995, se produjo la siguiente crisis, que se resolvió cuando el Ministerio asumió que la especialidad de MFyC era la única vía de formación que daba cumplimiento a la Directiva Europea a partir de 1995. Esto supuso un incremento en 2 años del 40% de plazas acreditadas y de 120 centros de salud acreditados. Sin embargo, el compromiso no se cerró hasta el año 2001, tras intensas presiones de la CNE (Comisión Nacional de la Especialidad).
El 20 de noviembre de 2002, la Comisión Nacional aprobó el borrador del que sería el tercer programa oficial de la especialidad, que había aunado el esfuerzo de la estructura docente de la especialidad, así como de los grupos de trabajo de la semFYC.
En los años siguientes, se consiguió la inclusión de la asignatura de Medicina de Familia en los estudios de grado, en la adaptación al Plan de Bolonia, y la traslación a los planes de estudio de las facultades de Medicina del bloque de Prácticas Tuteladas y Trabajo Fin de Grado, que incluyeron la rotación obligatoria por centros de salud acreditados. Todo un hito.
Recambio generacional
Ahora, en medio de la segunda década del siglo XXI, la MFyC se enfrenta a una nueva crisis, que comenzó a gestarse con la del 2008, a la que se ha unido una mala planificación. Numerosos estudios han ido avisando de la acuciante necesidad de planificar y prever el recambio generacional. No encontramos con una alta tasa de jubilaciones y un menor número de residentes y jóvenes médicos, que hace que la ratio de reemplazo sea muy baja.
En efecto, la AP parece la cenicienta del sistema, y con la pandemia de la COVID-19 aún se ha acentuado más esta situación de precariedad laboral, numero insuficiente de especialistas en Medicina de Familia, sobresaturación de las consultas, pobre reconocimiento del profesionalismo por parte de los gestores… A nadie le puede extrañar que los residentes y los JMF busquen mejores opciones profesionales, a menudo alejados de la AP.
Casado y Martín aseguran que la actual es una crisis de modelo, de financiación y planificación, así como de organización y de gestión. Por eso es esencial la implicación de todos los responsables, políticos, operativo, estratégicos… Y por supuesto, de nuestros médicos y médicas de familia, de su entusiasmo y buen hacer, de sus inquietudes, y de su visión.
La edición impresa del número de abril de AMF se entregará a los asistentes al Congreso, que comienza este jueves, día 11, en Donostia.
Se remontan las autoras por tanto a los años 70 y, en concreto a 1978, momento en el que se empezó a visualizar la AP como eje central del futuro Sistema Nacional de Salud (SNS). Fue entonces cuando se llevó a cabo el primer examen MIR estatal y se creó la especialidad de MFyC.
Uno de los personajes esenciales de aquél momento, de vital importancia para lo que sucedió a continuación con la especialidad fue el profesor Segovia de Arana, padre del sistema MIR y de la formación especializada en MFyC.
Primeras protestas
En 1981, las primeras protestas dieron buena cuenta de las dificultades de la especialidad, pero también sus frutos. Tras una huelga y un encierro en el Colegio de Médicos de Madrid, que se prolongó durante 19 días, se consiguió el compromiso para la creación de las Unidades Piloto de Medicina de Familia y el desarrollo legislativo, que se materializó en el RD 2392/82.
Durante estos procesos fueron muy activos los residentes de la primera promoción, así como algunos tutores. Precisamente de esos residentes surgió la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, la semFYC, que percibió la necesidad de establecer unas mínimas garantías de calidad en el proceso formativo de la MFyC. Y en diciembre de 1983 se celebró el Primer Congreso de MFyC en Granada, en el que se constituyó una Junta Gestora que, en 1984, consiguió el reconocimiento formal y legal de la sociedad científica.
Crisis de 1995
Menos de 10 años después, en 1995, se produjo la siguiente crisis, que se resolvió cuando el Ministerio asumió que la especialidad de MFyC era la única vía de formación que daba cumplimiento a la Directiva Europea a partir de 1995. Esto supuso un incremento en 2 años del 40% de plazas acreditadas y de 120 centros de salud acreditados. Sin embargo, el compromiso no se cerró hasta el año 2001, tras intensas presiones de la CNE (Comisión Nacional de la Especialidad).
El 20 de noviembre de 2002, la Comisión Nacional aprobó el borrador del que sería el tercer programa oficial de la especialidad, que había aunado el esfuerzo de la estructura docente de la especialidad, así como de los grupos de trabajo de la semFYC.
En los años siguientes, se consiguió la inclusión de la asignatura de Medicina de Familia en los estudios de grado, en la adaptación al Plan de Bolonia, y la traslación a los planes de estudio de las facultades de Medicina del bloque de Prácticas Tuteladas y Trabajo Fin de Grado, que incluyeron la rotación obligatoria por centros de salud acreditados. Todo un hito.
Recambio generacional
Ahora, en medio de la segunda década del siglo XXI, la MFyC se enfrenta a una nueva crisis, que comenzó a gestarse con la del 2008, a la que se ha unido una mala planificación. Numerosos estudios han ido avisando de la acuciante necesidad de planificar y prever el recambio generacional. No encontramos con una alta tasa de jubilaciones y un menor número de residentes y jóvenes médicos, que hace que la ratio de reemplazo sea muy baja.
En efecto, la AP parece la cenicienta del sistema, y con la pandemia de la COVID-19 aún se ha acentuado más esta situación de precariedad laboral, numero insuficiente de especialistas en Medicina de Familia, sobresaturación de las consultas, pobre reconocimiento del profesionalismo por parte de los gestores… A nadie le puede extrañar que los residentes y los JMF busquen mejores opciones profesionales, a menudo alejados de la AP.
Casado y Martín aseguran que la actual es una crisis de modelo, de financiación y planificación, así como de organización y de gestión. Por eso es esencial la implicación de todos los responsables, políticos, operativo, estratégicos… Y por supuesto, de nuestros médicos y médicas de familia, de su entusiasmo y buen hacer, de sus inquietudes, y de su visión.
La edición impresa del número de abril de AMF se entregará a los asistentes al Congreso, que comienza este jueves, día 11, en Donostia.
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